Proyecto busca devolver a la mesa tica alimentos en el olvido

Mayoría son hojas o frutos que fueron muy utilizados, pero se fueron perdiendo

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Eran parte usual de las recetas que hace unos 50 años se cocinaban en las casas costarricenses.

El tiempo pasó y los olvidamos, tanto que hoy se conocen como alimentos subutilizados.

Sus nombres, quizás, le hagan recordar la época de su niñez o le remonten a aquella visita a una zona rural del país; tal vez ni siquiera le sean familiares.

En su mayoría son hojas, y dentro de ellas figuran la verdolaga, el chicasquil, el calalú o jaboncillo, los quelites de chayote o ayote, las flores de poró, el cuayote, el akí, la yerbamora, la estococa, el rabo de mono y el tomate de monte o tomatillo.

Muchas se consiguen en ferias del agricultor o a la orilla de las carreteras, pero los costarricenses ya no las consumen.

Esto es lo que quieren cambiar el Ministerio de Salud, la Universidad de Costa Rica (UCR) y el Fondo de Naciones Unidas de Alimentación y Agricultura (FAO).

“En la feria hay agricultores que nos dicen que la gente no les compra estos alimentos, que ya no saben ni cómo prepararlos; muchos ni siquiera los conocen”, comentó Romano González, nutricionista y antropólogo del Ministerio de Salud.

La desventaja es que junto al olvido de estos productos, los ticos también perdimos nutrientes valiosos en nuestra dieta.

“Estos alimentos se caracterizan por su riqueza nutricional, sobre todo en micronutrientes y fibra. Las semillas, como las de ayote y chiverre, son ricas en calcio, magnesio, vitamina E, nutrientes necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo”, explicó Patricia Sedó, nutricionista de la UCR.

“Los quelites o brotes tiernos de las matas de ayote y chayote son productos ricos en fibra, magnesio, hierro y calcio; frutas como la guayaba rosada o el tomatillo silvestre o de monte, tienen un alto contenido de vitamina C y otros componentes con efecto antioxidante, como carotenoides”, añadió Sedó.

Al rescate. Regresar estos alimentos al menú nacional se hace con un programa de información, por ejemplo, de cómo se pueden preparar. Los especialistas confían en que poco a poco vuelvan a las mesas familiares, de donde fueron desplazados por comidas más “modernas”, pero no necesariamente más nutritivas.

“Hace más de cinco décadas, en las comunidades existía un amplio uso de productos diversos que crecían en el monte o entre cafetales. Existía la práctica de siembra para autoconsumo familiar, y una menor dependencia a la compra de alimentos, había mayor disposición para aprovechar los recursos alimentarios disponibles localmente. Ahora, hemos encontrado que aun en aquellas comunidades donde todavía hay disponibilidad de estos productos, las nuevas generaciones no los consumen”, dijo Sedó.

En su labor de rescate, el Ministerio de de Salud editó un libro con 15 alimentos subutilizados, sus propiedades y algunas sugerencias sobre cómo cocinarlos. Este documento puede descargarse de forma gratuita en el sitio web del ministerio www.ministeriodesalud.go.cr.

Por su parte, la UCR, junto con el Consejo Nacional de Rectores (Conare), lanzaron una página de Internet para informar acerca de estos posibles ingredientes en recetas que se pueden consultar en: http://alimentosycultura.conare.ac.cr/