Problemas alimentarios afectan a niños de menor edad

Hospital de Niños ve al año unos cinco pacientes nuevos que no llegan a 12 años

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Niñas de nueve años que se niegan a comer y deben ser sujetadas a camas de hospital para recibir alimentación a la fuerza: por sonda. Menores que no llegan a los 10 años, pero aseguran contar cada pestañeo porque eso los hace “perder calorías” y niñas que, con apenas cinco años, se sienten “gordas y feas”.

Esta es una realidad en Costa Rica, alertó el Hospital Nacional de Niños (HNN) esta semana en el marco del Congreso Centroamericano de Psiquiatría, que se realiza en el Hotel Crown Plaza.

Según el HNN, desde el 2005 y hasta la actualidad la institución atiende al menos cinco casos nuevos de menores con irregularidades alimentarias al año, cifra inimaginable hace tres lustros.

“No es un problema generalizado y se ve poco si lo comparamos con la cantidad de población, pero es algo que causa mucho daño en los pequeños. En estas edades aún no puede hablarse de trastornos definidos, pero sí de tendencias, y hay que actuar para evitar males mayores”, comentó Yasmín Jaramillo, jefa de Psiquiatría del HNN.

Entre los males detectados en este hospital, se encuentran tendencias a la anorexia (trastorno por el cual se deja de comer); a la bulimia (mal por el que se come en demasía y luego se vomita o se purga lo comido), o a comer compulsivamente (consumir grandes cantidades de comida en momentos de ansiedad o estrés).

Los especialistas alertan de que la edad de inicio de estos trastornos es cada vez menor. En el 2007 este problema comenzaba a verse a los ocho o nueve años, pero ahora se han registrado casos en menores de cinco años. “Escuchamos a niñas decir que están gordas o feas. Es terrible verlas contando calorías o diciendo que con ver la comida engordan. Se les vende una idea de que lo bello es exitoso, pero la publicidad vende una belleza modificada por computadora, que no es equiparable a la real”, afirmó Max Figueroa, psiquiatra del HNN.

Nueve de cada 10 casos atendidos son de niñas. Algunas están expuestas a mayor presión, como quienes practican ballet, modelaje o quienes tienen hermanas o familiares con obesidad.

Obstáculos. El tratamiento que se les da a estos niños incluye lo nutricional, médico, psicológico y de trabajo social. También se tratan otros padecimientos, como depresión o ansiedad. Las mismas familias a veces pueden ser obstáculo. “Hace falta educación. A veces pacientes y familiares despiertan sentimientos de enojo, estrés y desesperanza del equipo médico. Tuvimos una mamá que se comía la comida de su hija para que no la regañáramos, cuando realmente le estaba haciendo mucho daño a ella”, dijo Jaramillo.

Para Eva Trujillo, pediatra mexicana con especialidad en trastornos de conducta alimentaria, el problema principal radica en la necesidad de alimentación que tienen los niños. “Hay muchas niñas que consumen menos de 300 calorías al día. El problema es que el cerebro necesita de al menos 500 calorías diarias para poder funcionar bien, y si no las obtiene se pierde materia gris. Los trastornos de conducta alimentaria causan más muertes que la depresión”, manifestó.

El HNN detecta problemas alimentarios antes de que se conviertan en trastornos y así, evita secuelas en el cerebro y otros órganos.

“Entre más avanzado esté el problema es menos lo que puede hacerse y muchas veces tenemos que internar al paciente. Buscamos educarlo desde el inicio, y darle seguimiento por al menos cuatro años”, dijo Figueroa.