Los médicos la describían como la “campeona”. Fue la primogénita, la que tenía mayor peso, la primera que pudo respirar por sí misma y la que se estrenó probando leche materna.
Sin embargo, en una bebé nacida a las 28 semanas, como la sextilliza Emma González Villegas, tales avances no la alejaban del riesgo. A las 4:02 p. m. de ayer, falleció en el Hospital México, donde permanecía desde su nacimiento, el domingo 17.
Un problema respiratorio que dio inicio la noche del jueves hizo que, durante la mañana del viernes, le fallaran varios de sus órganos: primero, los pulmones, luego su sistema circulatorio y posteriormente todo el sistema digestivo.
“Este tipo de bebés, por su bajo peso y extrema prematuridad, pueden dar una sorpresa así de desagradable en cualquier momento.
”En todo el mundo, la primera causa de mortalidad infantil es el extremo bajo peso y Costa Rica no es la excepción”, explicó Sandra Vargas, jefa de Gineco-Obstetricia del México.
Emma es la segunda de los sextillizos en fallecer. El miércoles, la inmadurez pulmonar causó el deceso de su hermanito Diego, quien estaba internado en el Hospital San Juan de Dios.
“En bebés tan pequeños, es normal que tengan los pulmones inmaduros y esto les impide respirar bien.
”La falla respiratoria afecta todo el sistema circulatorio; eso provoca falta de oxígeno, lo cual lleva a disfunción del corazón. Esto es lo que les ocasiona a muchos bebés prematuros la muerte”, comentó en ese momento Roberto Araya, jefe de Neonatología del San Juan.
Ocuparse de bebés con estas características no es asunto sencillo y es uno de los principales retos a escala mundial.
Los médicos y otros profesionales de la salud afrontan el reto de mantener con vida a estos niños, pues algunos órganos y funciones del cuerpo requieren un periodo de formación y aprendizaje que, en ellos, aún no se ha logrado al momento de nacer.
Varios de los sextillizos están intubados y luchan para poder respirar por sí mismos. Alimentarlos o sacarles sangre es toda una hazaña, reconocen autoridades de los diferentes hospitales.
Por la vida. En el caso de los cuatro bebés que sobreviven, Andrés y Gabriel en el Hospital México; Valentina, en el Hospital de la Mujer, y Tomás, en el Hospital Nacional de Niños, su condición es delicada.
Ellos se mantienen vigilados las 24 horas y se les hacen exámenes para monitorear su estado.
Andrés continúa respirando por sí mismo con el apoyo de una sonda nasal. Él y Valentina se alimentan con gotas de calostro cada tres horas.
Mientras tanto, su madre, Silvia Villegas, de 34 años, sigue en el Hospital México, donde ella y su esposo, Juan Francisco González, reciben apoyo psicológico.
“Desde el momento en que comenzó con consulta externa, ella ha recibido atención de la psicóloga y recibe constantemente su visita en el hospital”, manifestó la especialista Vargas.
Dolor. La familia de los sextillizos ha pedido respeto a su dolor ante las pérdidas sufridas.
Luego de la muerte de Diego, el padre, Juan Francisco González, envió un agradecimiento por las muestras de afecto recibidas y expresó que intentan llevar este proceso en privado, según manifestó el doctor Araya a La Nación, al dar declaraciones a la prensa el miércoles.
“El papá dice que, desde el principio, ellos estuvieron preparados para esto, pero que eso no es lo mismo que vivirlo. Ellos quieren pasar el duelo en familia, de forma privada y seguir luchando por sus otros hijos”, comentó ese día el especialista del San Juan.
Por esa misma razón, los detalles de los servicios funerarios de los dos bebés solo serán de conocimiento entre los familiares de esta pareja herediana.