MEP y UNA tienen sus propuestas para ayudar

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En el sistema educativo público de Costa Rica, la dislexia se atiende en los servicios de problemas de aprendizaje.

La tarea recae en un profesional de educación especial.

Asimismo, se maneja en los primeros años de escuela, específicamente cuando “el niño se enfrenta con el proceso de lecto-escritura”, explica Hilda Aguilar, de la Dirección Curricular del Ministerio de Educación (MEP).

Para los niños cuya dislexia no se identificó como tal en edad preescolar, una herramienta que provee el MEP es la llamada adecuación curricular, que ofrece adecuaciones no significativas como la de darle más tiempo al alumno para leer y asimilar el enunciado de un examen.

“Los servicios de problemas de aprendizaje le brindan apoyo al alumno disléxico, pero este sigue llevando clases con sus compañeros”, explicó Aguilar.

Este sostén lo siguen dando las universidades, como es el caso de la Universidad Nacional (UNA). Según explica Angélica Fontana, académica de la carrera de Educación Especial del Centro de Investigación de Docencia y Educación de la UNA, en ese centro se detecta a los alumnos con dislexia desde que hacen el examen de admisión, pues solicitan adecuación curricular cuando hacen dicha prueba. “Se les da más tiempo y se ubican en un grupo más pequeño para disminuir las fuentes de distracción”, resalta Fontana.

“Contamos con una lista de los estudiantes con esta dificultad y trabajamos para buscar la forma en que puedan compensar, por ejemplo, una ortografía insuficiente, mediante ejercicios de memoria o proponiéndoles que tengan siempre un diccionario a la mano. En la universidad se hace más evidente la deficiencia para leer y escribir pues son destrezas que se requieren en todas las carreras”, concluyó Fontana.