Médicos ticos realizan técnica cardíaca que evita derrames cerebrales

Pacientes beneficiados sufren fibrilación auricular, un padecimiento que sube el riesgo de formación de coágulos

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Desde hace tres años, Isabel Retana padece de una enfermedad llamada fibrilación auricular. Se trata del tipo más común de arritmia cardíaca y se caracteriza por un ritmo irregular del pulso y los latidos del corazón, así como un riesgo más elevado de que la sangre se coagule.

A sus 73 años, ella es una de las dos pacientes que estrenaron en Costa Rica un nuevo procedimiento que consiste en colocar un dispositivo que bloquea una aurícula (cavidad) del corazón, para así evitar el paso de coágulos y el riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares.

La técnica, puesta en práctica en el Hospital Calderón Guardia, se le conoce como oclusión de la orejuela auricular izquierda y, según los cardiólogos, es lo más novedoso para controlar estos casos.

En la enfermedad que Retana presenta (la fibrilación auricular), los músculos de las aurículas (cavidades del corazón encargadas de bombear la sangre) comienzan a recibir varias órdenes de contracción a la vez, sin tiempo de descanso.

La aurícula hace entonces contracciones cortas, pero ineficaces. Esto ocasiona que, en lugar de unas 60 a 100 contracciones por minuto –como es usual– se den hasta unas 600.

Como la aurícula no se contrae correctamente, el paso de la sangre en el ventrículo se daña y no ocurre de manera lineal. Es muy común que mucha sangre se acumule y forme una especie de "represa", lo que favorece la formación de coágulos.

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El problema mayor se da si uno de estos coágulos sale del corazón y llega al cerebro. Allí es donde están las venas y arterias más finas del cuerpo y el riesgo de un derrame cerebral (o accidente cerebrovascular, ACV) que impida el paso de sangre es mayor. El 20% de los ACV son causados por fibrilación auricular.

Usualmente a los pacientes se les recetan anticoagulantes (la warfarina es la más común), pero Retana es del 10% al 15% de personas que no pueden usar estos medicamentos. En estos pacientes pueden darse sangrados masivos o más bien el anticoagulante no funciona.

"Tenía sangrados constantes por la nariz, por el recto, por la vagina, eso me asustaba mucho. Perdí mucho peso, seguramente hasta sangrados internos tenía", afirmó esta vecina de Tres Ríos, en La Unión, Cartago.

La solución

Fue así como cardiólogos del Hospital Calderón Guardia le ofrecieron a esta mujer la posibilidad de ser una de las primeras costarricenses en recibir un dispositivo para "cerrar" el paso de la sangre por parte de la aurícula izquierda y así evitar el paso de coágulos al cerebro.

El procedimiento consiste en colocar, a través de un catéter, un dispositivo que impide el paso de coágulos en esa porción del corazón y permite que la sangre fluya libremente.

"Antes de este procedimiento a las personas se les daba seguimiento, y se les recetaban aspirinas, pero esto no evitaba el riesgo de posibles derrames", manifestó Mauricio Vanegas, uno de los cardiólogos encargados del procedimiento.

Para Eduardo Sáenz, otro de los médicos responsables de esta técnica, esto les permite a los pacientes llevar una vida más adecuada: "las personas que toman anticoagulantes tienen que evitar mucho los alimentos verdes, porque su nivel de vitamina K puede contrarrestar el efecto de la medicación. En cambio, quienes tienen este dispositivo pueden comer normalmente".

Retana fue intervenida el viernes pasado y narró su experiencia. "Yo tenía mucho miedo, me dijeron que nunca se había puesto uno de esos en Costa Rica y eso me asustó mucho, pero el doctor me explicó que es algo que se usa en otros países, ahora me siento mucho mejor", dijo.

Ella no fue la única. Sara Calderón, vecina de San Rafael de Montes de Oca, también se benefició con esta técnica.

"Estoy muy agradecida. La diferencia es mucha. Hoy me siento mucho mejor y agradezco a los doctores que hicieran todo por mejorar mi salud", aseguró Calderón.

El Hospital Calderón Guardia tiene aproximadamente a 25 personas en lista de espera para recibir el procedimiento. El dispositivo tiene un costo aproximado de $8.000 (más de ¢4 millones).