María Solano Quirós es como las mujeres de hoy, que combinan su trabajo con los deberes de la casa, pero pocas desempeñan una labor como la suya.
Se levanta a las 5 a. m. y, una hora más tarde, ya está en la huerta de productos orgánicos, que posee desde hace 17 años. Esa es la diferencia.
Todo empezó cuando se percató de que sus hijos habían crecido y eran independientes; entonces, empezó a sembrar poquitos de arúgula y de espinaca.
Poco a poco, la huerta, en Pacayas de Alvarado, Cartago, se fue llenando y hoy, a sus 69 años, es la orgullosa propietaria de una empresa de cultivo de más de 20 hortalizas que vende los sábados en la Feria del Agricultor Kilómetro Cero, de Escazú.
Herencia. El amor y la pasión por la agricultura los heredó de su abuelo Antonio, a quien acompañaba en el campo desde niña.
Hoy cumple su su sueño de producir sin químicos sino usando insumos naturales a base de estractos de plantas como hojas de poró, chile, ajos y cebolla y biofermentos como melaza y suero de la leche.
En su huerta y en tres viveros más, cultiva remolacha, zanahoria, repollo, rábano, culantro, cebollín, hinojo, chayote, kale , espinaca (real y criolla), acelga, arúgula, eneldo, lechuga, chile dulce, arveja y flores.
“Hacer esto me da mucha alegría y siempre lo voy a hacer hasta que Dios me tenga en pie”, afirma. Tiene el apoyo de su esposo Víctor Guillén y de siete hijos.
Doña María repite que quiere dejar el ejemplo a sus 13 nietos y a los futuros bisnietos. “Es una madre ejemplar, un ideal de mujer. La admiro mucho porque, a pesar de que no pudo terminar la escuela, ha logrado concretar sus sueños con trabajo y perseverancia”, expresó su hija Martha.