Lesionados por accidentes de tránsito reciben apoyo en la UNA

Terapia se hace en agua y en gimnasio, e incluye ejercicios mentales y físicos

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Álvaro Cruz perdió , hace tres años, la movilidad en las piernas y la capacidad de hablar, luego de que se saltó un “alto” cuando iba manejando y chocó con un bus.

Estuvo en coma por tres semanas y, al despertar, los médicos diagnosticaron que su lesión cerebral era grave y no podría caminar ni hablar nuevamente.

Sin embargo, hoy Cruz ya está aprendiendo a hablar y camina con ayuda.

“Ya me siento mucho mejor. Los ejercicios me ayudan mucho y ya puedo dar algunos pasitos”, dijo con voz entrecortada.

Él es uno de los 15 pacientes que van a la Escuela de Ciencias del Deporte, de la Universidad Nacional (UNA), para recibir terapia dirigida a personas con discapacidades físicas y neurológicas tras accidentes de tránsito y por problemas cerebrovasculares.

El curso se imparte a través del programa Actividad Física Adaptada, Salud y Discapacidad (Afisadis). Es la única terapia en el país totalmente enfocada en personas que adquirieron una discapacidad en esas circunstancias.

“El programa comenzó para tratar personas que nacen con una malformación o discapacidad, pero, conforme aumentaron los accidentes de tránsito y derrames cerebrales, vimos que esta población necesitaba terapias especiales para reaprender funciones básicas que perdieron por un daño cerebral”, explicó Antonieta Ozols, coordinadora del programa.

“Se da atención individualizada, según lo que cada paciente necesite. Tenemos ejercicios especiales para aumentar la coordinación de movimientos, la flexibilidad, el equilibrio y la relajación. También tenemos ejercicios para adiestrar los músculos de la cara en quienes sufrieron un derrame, y otros que trabajan la parte mental y de memoria”, agregó.

La terapia comienza con ejercicios de estiramiento y flexibilidad que ayudan al paciente a bajar de su silla de ruedas y comenzar a caminar con ayuda. Posteriormente, hacen ejercicios de equilibrio con barras y luego comienzan la terapia acuática.

Quienes sufrieron derrames cerebrales, también reciben ejercicios faciales para “despertar” los músculos de la cara.

Las personas que no tuvieron daño neurológico, pero sufrieron amputaciones o problemas de movilidad, participan en deportes en equipo adaptados como baloncesto, atletismo, natación y bochas.

Motivación. Los participantes en este programa y sus familiares han encontrado razones para seguir adelante y superar sus dificultades y discapacidades.

“Álvaro comenzó a venir a estas clases en abril. En ese entonces no podía ni siquiera levantarse de la silla de ruedas para dar dos pasos. Ahora tiene más fuerza en las piernas y más equilibrio. Estas clases lo motivan y le hacen querer salir adelante, eso es lo mejor de todo”, dijo Leticia Ledezma, esposa de Cruz.

Los pacientes acuden a esta terapia tres veces a la semana durante una hora, y hay nuevos proyectos de nuevas formas de atención. Los especialistas también se enfocan en motivar a los pacientes a continuar con la terapia.

“Hemos visto muchos casos de pacientes que, cuando ya se sienten bien, dejan de venir, pero esto, más bien, puede hacer que vuelvan atrás. Es necesario que no dejen de lado estos avances”, comentó Ozols.

Para Cruz, la terapia es ya parte de su vida: “Yo no voy a renunciar. Quiero mejorar”, dijo.