La meditación puede ayudar a enfrentar el estrés de fin de año

Practicarla baja la presión sanguínea en personas con hipertensión

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Fin de año es sinónimo de locura: demasiados compromisos, tareas y compras que cumplir, todo al mismo tiempo, en pocos días... y con poca plata.

Si a eso se agrega la necesidad muy humana de hacer un balance de lo logrado y no logrado, además de lidiar con la introspección que generan Navidad y Año Nuevo, a muchos la vida se les pone cuesta arriba.

Antes de agobiarse, mejor pensar en aquello que puede contribuir a hacer más amable y gentil no solo estas últimas semanas de noviembre y todo diciembre, sino los próximos años.

Y ahí es donde para muchos surge la idea de darse unos minutos para aquietar la mente, calmarla y darle un descanso de los miles de pensamientos, ideas, preocupaciones, dudas, críticas y demás que la colman durante todo el día y, a veces, también durante la noche.

Eso es, justamente, la meditación, un ejercicio mental que para muchos significa algo imposible como poner la mente en blanco o transportarse a un improbable estado de completo aislamiento en el que no se escucha el taladro de la construcción del lado o la televisión a todo volumen del vecino de al lado.

Quienes practican esta actividad, en cualquiera de sus formas, explican que no se puede pensar en ella como un ejercicio aparte de la vida cotidiana o solo al alcance de “iluminados” con cerebros poderosos.

“Todos pueden meditar”, recalca Manvir Kaur, instructora de Kundalini Yoga de Chile.

“Parar unos minutos para concentrarte en tu respiración, para conectarte con ella, tomar conciencia de algo tan natural como es tomar y botar aire, lo pueden hacer todos quienes creen que necesitan aquietar su mente”, dice.

Esta es una idea esperanzadora, dada la infinidad de beneficios que se atribuyen a la práctica de la meditación, que van desde relajarse, bajar los niveles permanentes de estrés, aumento de la capacidad de poner atención y concentrarse, así como otros comprobados por investigaciones basadas en exámenes físicos e imágenes cerebrales.

Estas atribuyen a la práctica de la Meditación Trascendental (MT) una baja de la presión sanguínea en personas con hipertensión y un aumento de la materia gris cerebral en el hipocampo, el área cerebral ligada al aprendizaje y la memoria, así como una baja de esa masa en la amígdala, la zona asociada a la ansiedad y el estrés.

Ahora bien, dice Manvir Kaur, “si lo que se quiere es conectarse con el alma y mantener esa conexión durante todas las actividades del día”, se pueden aprender diferentes técnicas, algunas ligadas con la práctica del yoga o individuales, como es el caso de la MT.

Buenas vibraciones. “¿Esperaba vernos vestidos con túnicas y turbantes?”, bromea Rafael de la Puente, del Instituto de Meditación Trascendental de Chile.

Según él, hay muchos mitos sobre estas prácticas que alejan a la gente de beneficios reales.

“Hay diferentes técnicas de meditación que se pueden encasillar en tres grupos”, detalla.

Una es la de la llamada contemplación. Esta se enfoca en fijar la mente en un tipo de pensamiento, en una frase de un libro sagrado o en buscar el significado de algo.

Hay otras técnicas que buscan más interiorización, o sea, “ir dentro de uno mismo, donde están las de concentración y la meditación trascendental”, explica el experto.

Y agrega: “No es necesario llevar una vida aislada en la que se aprende a dominar cuerpo y mente. La meditación se puede practicar todos los días, en el bus o en la sala de espera del doctor”.

De hecho, las mujeres en la India meditan mientras lavan la ropa o pelan frutos; en esos momentos cantan mantras y se conectan con su esencia.

Según los expertos, el principio de la meditación trascendental es que la mente tiende a ir hacia los campos de mayor agrado. “Y lo que se debe hacer es permitir que la mente vaya hacia adentro y eso se logra con determinados mantras (concepto básico de que todo sonido es vibración) que producen que tu atención se curve un poco y mire hacia adentro, al interior de cada uno”, explica.

Para practicar la meditación trascendental es necesario aprenderse ese mantra o vibración, practicarlo y pulir la técnica.

Esta es una técnica estandarizada, con un protocolo que permite que todos la practiquen de la misma forma. Y eso es lo que ha permitido que sea estudiada en laboratorios, a través de imágenes cerebrales y exámenes.

Fácil: solo hay que respirar. Elisa Marzuca, instructora del Centro de Meditación Budista Shambhala, asegura que hay que “hacernos amigos de nuestra mente, porque solemos enemistarnos mucho con ella, porque anda a su propio ritmo, salta de un lado a otro y nos critica”, dice.

Para lograrlo, ellos proponen una técnica que viene del budismo Shambhala: “Es un linaje que apunta a llevar la meditación a la vida cotidiana y que le da a la mente un punto de referencia al cual atender: la respiración. Y en eso uno se entrena, en llevar la atención hacia la respiración, una y otra vez, en dejar los pensamientos del día gentilmente a un lado e ir a la respiración tal cual está”.

La idea, explica, es traer la mente al presente, al momento que se vive en ese minuto, porque ella tiende mucho a pensar en el pasado, en lo que se hizo o se podría haber hecho si se hubieran cumplido ciertas condiciones, o en el futuro.

“Ponemos atención a la respiración, pero sin dejar el mundo de lado. Hay sonidos alrededor, olores, distracciones, porque la idea es aprender a relacionarnos con lo que pasa en la vida de una manera sana y cuerda, sin pretender controlarla siempre porque eso es imposible”, concluye.