‘La lucha está en la sociedad, no en una silla de ruedas’

Dos de ellos tuvieron fracturas en la columna durante accidentes en pozas

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El 12 de octubre del 2003, Luis Cambronero salió más temprano de su trabajo como soldador en Guápiles. El calor era intenso y la mejor manera de refrescarse era con un chapuzón en una poza cercana.

A las 3 p. m., decidió saltar a la poza. Al realizar el clavado se golpeó contra una piedra y tuvo una fractura en las cervicales.

Permaneció dos meses en cuidados intensivos en el Hospital Calderón Guardia. “Me mantuve conectado a un respirador artificial y con pocas posibilidades de recuperarme” relató Cambronero, hoy de 32 años.

Cuando abandonó cuidados intensivos, estuvo dos meses más en terapia y rehabilitación. Regresó a Río Claro de Golfito con sus padres y se mantuvo allí por cuatro años.

Wendy Barrantes seca el sudor de su cara en el descanso a la entrada de Herradura. (Fotografía: José Díaz).
En el 2008 decidió obtener el bachillerato por madurez y proseguir con su vida. Entonces conoció a un grupo de japoneses que le enseñaron la filosofía de vida independiente para personas con discapacidad. Viajó a Japón, aprendió más sobre este movimiento y regresó al país para trabajar por esta población.

“La verdadera lucha está en la sociedad, no en la silla de ruedas. Nosotros tenemos que asumir una actitud diferente y generar ese cambio”, dijo Cambronero.

Él es una de las tres personas en silla de ruedas que durante esta semana recorrieron 267 kilómetros entre Pérez Zeledón y la Asamblea Legislativa. Su objetivo era impulsar la aprobación del proyecto de ley 17.305 que pretende dar mayor autonomía a quienes tienen una discapacidad.

Además, abogan por la figura de asistentes personales remunerados para esta población cuando así lo requieran.

Gustavo Muñoz regala un masaje a su compañero asistente Frander Acuña. Con ellos Minor, Ricardo y Luis. (Fotografía: José Díaz).
Si bien inicialmente se informó de que el grupo recorrería 285 km, una medición final de este diario determinó que el trayecto fue de 267 km.

Otros integrantes. Wendy Barrantes y Mainor Ramírez también fueron parte del movimiento Try Costa Rica. Todos ellos vencieron el camino en compañía de ocho asistentes personales que desde hace varios años les ayudan en sus labores diarias.

Ver más

Mainor, de 51 años, también resultó lesionado de la misma forma que Cambronero: luego de hacer un clavado en una poza en Río Claro de Golfito, el 13 de abril de 1983. Como su amigo, nunca se dejó vencer y se unió al esfuerzo del Movimiento de Vida Independiente Costa Rica para capacitar a otras personas.

Por su parte, Wendy, de 42 años, nació con una distrofia neuromuscular y siempre ha estado en silla de ruedas. El pasado 30 de abril se graduó como abogada.

En su camino hacia Balsa de Atenas el grupo descansa bajo una de las pocas sombras de la ruta 27. (Fotografía: José Díaz).
Según ella, en la organización que fundaron, enseñan a las personas con discapacidad a vivir solas, sin ayuda de familiares, únicamente con la colaboración de un asistente personal.

También capacitan a los asistentes para que sean un apoyo y permitan a quienes presentan una discapacidad tomar sus propias decisiones.

Cada año el grupo realiza un encuentro nacional para crear conciencia de las necesidades de esta población