Juan Luis Blázquez: ‘El bien y el mal son construcciones sociales, pero el cerebro juega su rol en la moral’

Juan Luis Blázquez, experto en Neurobiología

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Es investigador de la Universidad de Salamanca en España estuvo en Costa Rica para brindar la lección inaugural de la Facultad de Medicina de la Universidad de Costa Rica (UCR). Según él, desde la Neurobiología se evalúa cómo posibles lesiones, proteínas y genes en el cerebro podrían determinar las acciones que toma una persona y cómo estas influyen en el concepto del bien y del mal que tienen.

“Durante siglos ha existido una lucha acerca de si el ser humano es naturalmente bueno o naturalmente maligno. Aún es mucho lo que debemos estudiar, pero lo que la humanidad ha podido ver con los estudios científicos, es que naturalmente tendemos a ser generosos, colaboradores y buenos.

”Sin embargo, el concepto del bien y el mal es una construcción social en muchos aspectos –y hay ‘valores comunes’ de no hacer daño al que está a tu lado y te ayuda–, lo cierto es que una lesión en algunas zonas cerebrales puede deteriorar o anular capacidades morales de un individuo previamente sano”.

Con esas palabras, el médico especialista en Neurobiología Juan Luis Blázquez llama la atención a la ciencia y a las personas sobre cuánto podría influir la compleja red que se teje en el cerebro en la concepción que tenemos del bien y el mal.

La Nación conversó con el investigador de la Universidad de Salamanca en España durante su visita a Costa Rica. Él brindó la lección inaugural de la Facultad de Medicina de la Universidad de Costa Rica. Este es un extracto de sus explicaciones.

¿Qué es lo que define qué es el ‘el bien’ y ‘el mal’?

Cada sociedad tiene su concepto de lo que es el bien y de lo que es el mal. Cada época también la tiene. La moral es algo dinámico.

”Por ejemplo, hace unos años se condenaban más los hijos fuera del matrimonio, la homosexualidad o el divorcio. Y, por el contrario, no se condenaba tanto el hábito de fumar como se hace ahora.

”Sin embargo, todas las sociedades tienden a proteger de los otros a las personas que son de su grupo. Esta es una herencia de los otros homínidos. Se han hecho experimentos con monos en donde se ve que se reconoce y se premia el altruismo, pero también se reconoce y se castiga el egoísmo.

”En los humanos, hay un conjunto de estructuras cerebrales que no surgieron para hacer valoraciones morales, sino para hacer posible la vida social del individuo. No obstante, nos ayudan a determinar el bien y el mal.”

¿Qué papel juegan las conexiones cerebrales en esa concepción de moral?

Hay una base innata de conexiones cerebrales que instintivamente nos van dando algunos conceptos morales sobre la convivencia en la especie. Sobre esta base se puntualiza y se construye.

”Creemos que en la vida cotidiana la moral se regula por la parte emocional e intuitiva de las personas. Las emociones están hechas para la acción, por eso reaccionamos ante miedo, tristeza o alegría.

”Por otro lado, hay decisiones muy importantes que se toman poco a poco, pues la deliberación está pensada para la reflexión”.

¿Cómo es que las lesiones cerebrales pueden afectar la concepción moral de una persona?

El cerebro no tiene algo así como un ‘centro de mando moral’; no hay una zona específica del cerebro en donde se alojen los actos morales. No obstante, algunos trastornos cerebrales son ‘ventanas’ para observar la moral.

”Hay regiones esenciales en la conducta, y eso se ha visto tras estudiar lesiones de guerra o tumores en personas y luego ver su comportamiento. Por ejemplo, se ha demostrado que las personas con psicopatía tienen alteraciones en varias zonas cerebrales como las llamadas corteza frontal, la ínsula, la corteza cingular anterior y posterior, la amígdala y el giro temporal superior.

”La corteza frontal cerebral es una de las zonas más sensibles. Cuanto más joven sea la persona cuando tenga su lesión, mayor será su alteración en la conducta.

”La corteza frontal tiene el poder de hacernos frenar conductas impulsivas o respuestas a agresiones. Por eso, muchas veces las lesiones en estas áreas hacen que las personas sean agresivas, irresponsables y más tendientes a vicios”.

¿Y que se sabe hasta hoy del rol de los genes en la moral?

Todavía hace falta mucho estudio de los genes para determinar relaciones exactas con la moral, pero creemos que sí las hay.

”Sabemos que hay genes relacionados con la comprensión, la ayuda y el apego como el AVP y el AVPR1. Hay otros relacionados con el estrés como los receptores de glucocorticoides (hormonas relacionadas con el estrés). También juegan un rol los genes relacionados con la dopamina y la serotonina (hormonas vinculadas a las emociones)”.

¿Hasta qué punto las acciones son producto de decisiones pensadas y hasta qué punto podrían ser consecuencia de anomalías cerebrales?

Ni el cerebro ni los genes ni la educación condicionan completamente al individuo. Existe el libre albedrío y la posibilidad de tomar decisiones. Eso no funciona así. Si no tenemos un trastorno mental real, no podríamos ser irresponsables y decir: ‘no fui yo, fueron mis circuitos cerebrales’.