Indígenas ticos urgen más atención en salud sexual

El 72,6% de los ngöbe-buglé no han  escuchado hablar sobre VIH o sida El 45,8% de las mujeres y  25% de los hombres desconocen qué es un condón

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Pese a que se desconocen estadísticas de VIH en esta población, los indígenas ticos necesitan más educación sexual y conocimiento para prevenir enfermedades de transmisión sexual como VIH.

Así lo destaca un estudio presentado ayer por el Programa Conjunto del Naciones Unidas sobre VIH/Sida (Onusida).

En encuestas, grupos focales y talleres con 113 miembros de la población ngöbe-buglé (de la zona sur del país y Panamá) los indígenas mostraron que aún desconocen mucho sobre estas enfermedades y sus métodos de prevención.

Por ejemplo, el 72,6% nunca había oído hablar sobre VIH, el 45,7% no logró mencionar un método anticonceptivo y el 45,8% de las mujeres y el 25% de los hombres no habían escuchado hablar siquiera del condón y su uso.

“Ellos aún manejan mitos. El 63,7% cree que las personas con sida deberían aislarse y el 45,1% no aceptaría a una persona con VIH como vecino”, alertó Carlos van der Laat, de la División de Salud y Migración de la Organización Internacional para las Migraciones.

Enfoque cultural. Para Pablo Ortiz, jefe del Área de Salud de Coto Brus, hace falta más información, pero esta debe estar a cargo de personas que conozcan su cultura e idioma.

“Ellos deben tener mayor educación sexual, pero también deben conocer sobre sus derechos y empoderarse”, comentó.

“Para ese proceso es necesario que quien los acompañe, entienda su idioma. Como dato curioso, en las charlas les decíamos a las personas que debían utilizar el condón y todos ellos se reían.

“Lo que no sabíamos era que en su idioma la palabra condón significa ‘ardilla’. Nadie entendía por qué debían colocarse una ardilla en el pene antes de tener relaciones sexuales”, contó.

Ayer también se dieron a conocer otras dos investigaciones sobre el VIH y la sexualidad.

Una de ellas sobre la diversidad sexual y VIH en las cárceles costarricenses, y la otra sobre la situación de la mujer seropositiva (portadora del virus) en el país.

Ambas investigaciones hicieron notar la necesidad de un enfoque más integral de la enfermedad en el país.

Eso significa que no solo haya tratamiento médico oportuno, algo que en las cárceles ha mejorado bastante, sino también más apoyo nutricional y psicológico.