“Llegué al hospital con mi hijo Mario. Él murió y los payasos de HospiSonrisas no pudieron ayudarle a sentirse mejor, pero a mí sí. Me dieron ánimo en una etapa difícil”, dijo Yetty Arguedas, hoy voluntaria del Hospital Nacional de Niños.
Ella no es la única, pues, desde el 2007, 37 profesionales dejan su trabajo para convertirse en payasos y llevar alegría a los menores internados.
Rutinas, chistes y actos de magia, transforman el dolor y el llanto en sonrisas y alivio, algo que llega a los pacientes, a sus familiares, y a los trabajadores del hospital.
“Comenzó como un proyecto para mi tesis de licenciatura en Artes Dramáticas. Quería hacer una intervención que uniera arte y salud. Yo ya trabajaba como microbióloga en el Hospital de Niños. Hablé con el director y se enamoró de la idea, pero me dijo que no podía solo ser una tesis, sino que debía mantenerse”, dijo Angie Cervantes, directora de HospiSonrisas.
Éxito. Aunque no hay forma de medir los alcances del proyecto, los voluntarios de esta iniciativa concuerdan en que es exitosa.
“Vemos logros a plazo inmediato, como ver a un niño angustiado al que van a ponerle una sonda, y, cuando nos ve llegar, se ríe y no sintió tanto dolor con la sonda, y resultados más a mediano plazo, como niños con enfermedades crónicas a los que les hemos dado ánimo para seguir”, dijo Cervantes.
Tal vez parte del éxito radica en la formación de estas personas. HospiSonrisas hace una convocatoria anual y, durante varios meses, se les dan talleres con actores, psicólogos, médicos y especialistas en niñez, para ver las mejores formas de trabajar con los menores y sus familias.
No obstante, no tienen recursos. Incluso, los payasos ponen de su bolsillo los trajes y materiales, y, si van de gira a un hospital regional, entre todos pagan el transporte.
Por ello, el quinto aniversario de este proyecto es motivo para hacer una cena para recaudar fondos. El evento será el jueves 4 de octubre, con un espectáculo en el hotel Real Intercontinental. Para más información, llamar al 2271-4884.