Andrea Castillo, docente de Cariari de Pococí, y Yency Leal, quien labora como educadora en Nicoya, practicaron durante toda una tarde cómo crear, programar y ejecutar comandos con robots.
“Para ellos (los estudiantes), esto es lo mejor, ya están emocionados con que comiencen sus clases de robótica. Ellos no han tenido contacto antes con esto y eso los pone más felices”, dijo Leal.
Castillo y Leal se benefician de uno de los programas de la Fundación Omar Dengo (FOD), que esta semana cumplió 25 años de vida.
La misión es llevar educación y tecnología a los sectores que más lo necesitan, como liceos rurales, centros educativos unidocentes, las personas con discapacidad, los niños en riesgo social, las mujeres jefas de hogar y los pequeños empresarios, entre otros.
Hoy, 25 años después, la prioridad es fortalecer esos espacios y ampliar la oferta para beneficiar a más gente.
“Hemos ayudado a cerrar la brecha digital, a dar oportunidades; que quienes tienen que ir en lancha hasta su escuela o colegio, tengan la misma capacidad de aprovechar la tecnología que quienes están en San José con un café Internet en la esquina”, comentó Leda Muñoz, directora ejecutiva de la FOD.
“La idea no es tener consumidores pasivos, sino ser productores de sus ideas, juegos, videos y música. La innovación y la capacidad de crear es lo que va a abrir puertas mañana”, agregó.
Hacia el futuro. En estos 25 años, la FOD ha sido herramienta vital para dar trabajo a cientos de personas. Sin embargo, sus jerarcas insisten en que la evolución hacia nuevos programas o proyectos debe hacerse fundamentada en análisis y sin improvisar.
“Aprovechar todo el desarrollo de posibilidades no es un juego, no puede hacerse improvisando; son estudiantes, no conejillos de Indias”, explicó Muñoz.
Para la FOD, lo importante no es solo la tecnología, sino saber cómo puede ayudársele más a la gente.
“Hace 25 años no existía Internet y no podíamos imaginarnos cómo iba a ser la tecnología hoy, pero supimos cómo innovar. Ahí está el secreto”, concluyó Muñoz.