Estudio detecta manifestaciones de trastorno bipolar en los ticos

Pacientes reflejan ansiedad de dos tipos: miedo al futuro y angustia al pasado

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Los costarricenses con trastorno bipolar tienen dos formas principales de manifestar la ansiedad propia de este mal: un grupo se caracteriza por miedo a los eventos futuros (ya sea a corto o largo plazo) y el otro grupo presenta una angustia recurrente por cosas sucedidas en el pasado.

Estos son los resultados más recientes de un estudio realizado por el Centro de Investigación en Biología Celular y Molecular de la Universidad de Costa Rica en 30 familias ticas con al menos un miembro con esta enfermedad.

Estos datos fueron presentados en el Congreso Centroamericano de Psiquiatría, realizado este mes en el país.

“Esta información nos ayuda a determinar el tratamiento para los pacientes. Saber si la persona se caracteriza por tener miedo anticipatorio, es decir al futuro, o si más bien su angustia es hacia eventos que ya sucedieron, nos puede dar pistas de cómo se comporta el mal, los genes relacionados y, por ende, dar mejor tratamiento”, explicó Javier Contreras, especialista en psiquiatría genética que dirige el estudio.

Enfermedad compleja. El trastorno bipolar es un mal mental que causa cambios de humor extremos. Tiene dos fases: la manía y la depresión.

Cuando la persona está en fase de manía deja de dormir, habla más de lo normal, piensa de forma acelerada y su autoestima crece. En la fase depresiva el paciente se siente triste y débil, deja de dormir o duerme mucho y sus sentimientos de culpa son excesivos.

La intensidad y la duración de cada fase varía según la persona y las circunstancias.

La genética, el ambiente y las experiencias de la persona y su actitud hacia ellas determinan la aparición o no de esta enfermedad.

“Existen dos clases de trastorno bipolar, el tipo I y el tipo II. El tipo I es más fuerte, pero no necesariamente tiene depresiones; a veces solo presenta manías. El tipo II tiene manías y depresiones pero leves”, señaló Contreras.

La investigación toma en cuenta solo personas con trastorno bipolar tipo I para concentrarse en un solo tipo de afección.

Midiendo el trastorno. Esta es la segunda parte de una investigación que busca determinar los factores genéticos del trastorno bipolar en Costa Rica. La primera parte ya había revelado que el trastorno bipolar y la ansiedad comparten un mismo origen genético.

Los alcances de la primera parte hicieron que el estudio obtuviera el premio del Instituto Fogarty, brindado a las mejores investigaciones en salud mental. Esto hizo que la segunda parte recibiera el financiamiento del Instituto de Salud Mental de Estados Unidos.

En esta etapa, Contreras y su equipo buscaron las manifestaciones del trastorno bipolar tipo I en 30 familias de pacientes. En total se estudiaron a más de 400 personas y más de 100 tenían el mal diagnosticado. También se tomó en cuenta a 60 personas sin el trastorno, que fungieron como control.

A todos ellos se les hizo una entrevista a profundidad, se revisó su expediente y se tomó una prueba de sangre para analizar el ADN. El ADN servirá próximamente para encontrar marcadores genéticos, es decir, regiones del ADN que se asocien con la enfermedad.

Allí se vio que los pacientes se dividían en dos grupos, quienes tenían ansiedad a eventos futuros (o ansiedad anticipatoria) y quienes tenían la característica de “rumiación” y sentían angustia sobre eventos de un pasado que ya no pueden modificar.

“Aún no podemos saber cuál de las dos características es más común. Todavía faltan más estudios para eso. Sin embargo, estos datos nos pueden dar indicios de variantes genéticas e indicarnos en un futuro la mejor forma de tratar a un paciente”, dijo Contreras.

Estas características de ansiedad anticipatoria y rumiación ya habían sido encontradas en estudios realizados en otros países, pero esta es la primera vez que se observan en la población tica.

“Replicar lo que otros estudios dicen nos hace ver que vamos por buen camino. El siguiente paso es buscar los genes que podrían asociarse con el trastorno bipolar tipo I”, concluyó Contreras.