Epilepsia y trastornos del sueño estarán bajo la lupa en nueva sala

Encefalogramas y monitores dirán qué zonas del cerebro están afectadas

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Kimberly Herradora pasará la noche en el Hospital San Juan de Dios. Su cabeza, llena de cables debido a un encefalograma, estará “bajo la lupa” de los neurólogos y especialistas en epilepsia, quienes a través de monitores e imágenes de video buscarán dónde se encuentra el problema que le causa sus crisis.

De esta forma, los médicos sabrán si es candidata a algún tipo de cirugía para tratar este mal.

Esta joven de 17 años sufre epilepsia, mal por el que cambios permanentes en el tejido del cerebro provocan que este se agite demasiado y envíe señales anormales, lo que causa convulsiones repetitivas e impredecibles.

Herradora es la primera en utilizar la Unidad de Monitoreo para Epilepsia y Trastornos del Sueño, que abrió sus puertas ayer.

“Tengo epilepsia desde los cuatro años. Es muy duro, hay gente ignorante que es muy cruel. Mis compañeros me tomaron un video en una de las crisis y lo subieron a Internet”, expresó.

“Aquí, en el hospital, me he sentido muy bien; espero que una operación me ayude”, agregó.

Allí, los pacientes estarán entre una noche y siete días. Mediante un encefalograma se registrarán en una computadora todos los movimientos cerebrales y también se verán en video los momentos de las crisis.

Así se sabrá dónde se desencadenan las crisis y si es viable una cirugía u otro tratamiento.

Esta unidad monitoreará especialmente a los pacientes que no consiguen una mejoría con los medicamentos tradicionales y que podrían requerir cirugía.

“El 30% de los epilépticos siguen teniendo crisis constantes, a pesar de los medicamentos. Y de ese tercio, la tercera parte tiene problemas del corazón, sueño o crisis emocionales que confunden con epilepsia”, explicó Mauricio Sittenfeld, coordinador de la Unidad.

“Por otro lado, existen los epilépticos refractarios, para quienes encontrar una opción de medicamento es inferior al 5%. Para todos ellos esta sala nos sirve pues nos dirá si puede hacerse una cirugía y en qué zona”, añadió.

Esto permitirá a las personas un mejor control de su enfermedad.

“Antes logramos hacer mucho para tratar la enfermedad, pero lo hicimos parcialmente a ciegas”, manifestó Sittenfeld.

Ejemplo de ello es Rebeca Salazar, quien desde hace tres años tiene un marcapasos vagal, estimulador que se coloca en el tórax y se conecta con el nervio vago en el cuello e impide interferencias cerebrales que causen convulsiones.

“Yo tomaba 32 pastillas al día, 720 al mes, pasaba hasta 72 horas dormida y me perdía en mi propia casa. Ahora vivo una vida normal, me casé y tuve un hijo”, dijo.

En busca del buen dormir. En Costa Rica hay aproximadamente 35.000 personas con epilepsia que se verán beneficiadas con la nueva sala. A esto debe sumarse un número aún no determinado de ticos con trastornos del sueño que les impiden descansar plenamente y cuya calidad de vida también sufre.

Se trata de personas con apnea del sueño, narcolepsia o parasomnias, trastornos que incluyen interrupciones, como el sonambulismo, terrores nocturnos o autolesiones.

“Si no hay buen dormir, la persona no puede tener calidad de vida, se sentirá enferma, no rendirá en su trabajo. Por eso debemos analizarlo”, afirmó Sittenfeld.

Detalló que los pacientes son atendidos por un grupo interdisciplinario que incluye neurólogos, enfermeros, psicólogos, trabajadores sociales y neurocirujanos.