El Nazareno que carga con las esperanzas de un pueblo

Feligreses sienten gran afinidad con esta emblemática representación Para los clérigos, los católicos reflejan su cotidianidad en la vida del hijo de Dios

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Jesús con la corona de espinas, su túnica morada y un gran sufrimiento reflejado en el rostro, es una de las figuras más características de la Semana Mayor. | ALEXANDER CARAVACA, ABELARDO FONSECA Y HERBERT ARLEY (Alexander Caravaca)

Esa imagen universal que remite a la pasión, muerte y resurrección de Jesús y que cobra especial simbolismo durante la Semana Santa, carga mucho más que una cruz.

El Nazareno encarna la esperanza de los feligreses católicos, pueblo que ve reflejadas en él las aflicciones de la vida terrenal y la esperanza de superarlas.

“La iconografía es Jesús llevando la cruz a cuestas, pero con la firmeza de no soltarla, porque al final del camino se va a liberar de ella. Esto estimula a los católicos a pensar que si hoy no estoy bien, mañana estaré mejor”, explicó el cura Eliécer Monge, encargado de Comunicación de la diócesis de Cartago.

Nazareno: el Cristo que carga las esperanzas de un pueblo

Según Monge, los católicos se identifican con la figura del Nazareno porque ese camino que purgó hacia la crucifixión es un paralelo de los problemas que ellos mismos enfrentan.

“La devoción es la contemplación de Cristo crucificado. Por llevar la cruz con ese sufrimiento, la gente lo contempla con esperanza.

”Les transmite fe a las personas, les ayuda a llevar con más calma y serenidad los acontecimientos adversos de la vida, como las enfermedades, las adversidades económicas o la falta de trabajo”, agregó el clérigo.

Con el criterio de Monge coinciden otros representantes de la Iglesia católica. Uno de ellos es el padre Carlos Humberto Rojas, párroco de iglesia de La Soledad, en San José.

“Quizás por ser un Cristo de dolor, de sufrimiento, la gente, en sus momentos de crisis y de tristeza, se siente muy identificada”, argumentó.

Modelo de vida. Sin embargo –enfatizó Monge– los creyentes no solo visualizan la figura del Nazareno como una alegoría a la aflicción, sino que basan su fe en la obra completa de Jesús y, principalmente, en su pasión, muerte y resurrección.

Para el cura, es especialmente en esta época del año, cuando el resto de devociones le ceden espacio al misterio de la cruz, cuando la fe se manifiesta para los creyentes como una metáfora de la cotidianidad.

“La vida de la gente es una Semana Santa. Cuando nos va bien, vivimos un Domingo de Ramos. Pero a veces vivimos la traición que pasó Jesús y somos crucificados. En esos casos o cuando afrontamos alguna pena, también pasamos nuestro Viernes Santo”, indicó Monge.

Pese a todo, afirmó que la perspectiva de los feligreses es lograr la prosperidad. “Lo importante es que hay esperanza de siempre estar mejor, de llegar a la resurrección”.

Ese significado de la figura de Cristo para los fieles también la analizó el padre Alfonso Mora, colaborador de Liturgia en la arquidiócesis de San José.

“Llama la atención que el Nazareno carga con la cruz aún sin merecer todos esos suplicios. Entonces la gente lo ve como quien sufre lo que deberíamos sufrir nosotros. Es quien nos enseña cómo deberíamos sufrir y quien padece por los pecados míos y los ajenos”, explicó.

Por eso, Mora estima que, para el catolicismo, la Semana Santa representa una época especial para entrar en una revisión de vida y rectificación.

Reflexión completa. En ese sentido, Mora fue enfático en que, así como es apropiado meditar con respecto a la pasión de Jesús, es igual de importante vivir con base en su legado.

“Quisiera decirles a los feligreses que no nos dejemos doblegar tanto por el dolor con el que vemos a Jesús, sino que entremos en sociedad con él y que asumamos nuestros propios dolores como parte de su obra de redención”, apuntó Mora.

Para el sacerdote Sixto Varela, de la diócesis de Alajuela.

“Todos esos dolores que sufrió Jesús camino al calvario, los vivió con amor a nosotros. Eso nos invita a recorrer nuestro propio viacrucis con amor y con gran devoción sabiendo que es la aceptación de la voluntad de Dios”, sentenció Varela.

Definitivamente, la fe de los costarricenses hacia el Nazareno toma distintos matices en el país. Unos, durante los días santos lo personifican en las procesiones del barrio; otros se suman a grupos que honran su mandato y hay quienes se entregan a la reflexión. Son muchos los que afianzan esa advocación como parte de la cultura popular ligada al catolicismo.