Docentes sufren contracturas, dolores musculares y problemas de vista por falta de mobiliario adecuado

Estudio reveló que un 61% de los educadores sufre de agotamiento a nivel físico y un 68% a nivel mental.

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La cantidad de horas en que un docente permanece de pie impartiendo lecciones, los movimientos que deben realizar para escribir y borrar la pizarra o el tiempo que le consume revisar cuadernos y exámenes, se llega a traducir en contracturas, dolores musculares, problemas de postura y de la vista, entre otro tipo de dolencias.

Así lo constató la investigadora Dayan Madrigal Alvarado, quien desarrolló el estudio "Ergonomía cognitiva y física de los docentes en el entorno laboral relacionados con alteraciones en la salud” en las escuelas José Figueres Ferrer y Rafael Arguedas Gutiérrez, y con el cual obtuvo el grado de Licenciatura en Enfermería de la Universidad Hispanoamericana (UH), en mayo del 2019.

En su trabajo participaron 100 docentes de estos centros educativos, ubicados en Heredia y los resultados mostraron cifras que “pueden llamar a la reflexión”. Por ejemplo, seis de cada diez maestros dijo sufrir de agotamiento a nivel físico y un 68% a nivel mental.

Asimismo, un 33% explicó que padece de contracturas, un 25% de dolor muscular, un 51% tiene problemas para ver de cerca y en un 42% para ver de lejos.

¿Qué es lo que puede estar ocurriendo? Para la investigadora mucho de lo que le sucede a esta población obedece a la falta de condiciones y equipos ergonómicos, que se acoplen a sus necesidades y características fisiológicas, anatómicas, psicológicas y propias del trabajo que realizan.

Las consecuencias de esto pueden verse a corto, mediano y largo plazo y van desde pequeños y pasajeros malestares a enfermedades severas y discapacitantes.

“Los educadores debido a la carga física y mental están expuestos a desarrollar diversos problemas como alteraciones musculo esqueléticas, dificultades en su concentración, estrés, entre otros, los cuales pueden provocar que, dependiendo de su salud, deban ser reubicados o dejen de ejercer su profesión”, mencionó Madrigal mediante un comunicado de prensa difundido por la UH.

En ese sentido, los participantes del estudio refirieron que los malestares frecuentes los llevan a bajar su desempeño laboral. Muchos reportan problemas de concentración y más de la mitad experimenta emociones negativas al terminar las funciones laborales. Casi un 70% se queja de cansancio mental.

Movimientos, equipos e instalaciones

Para realizar esta investigación se contó con la participación de 100 docentes. Ellos debieron contestar un cuestionario con 28 preguntas, como las siguientes: ¿el equipo (sillas, mesas, muebles) brindado para realizar funciones, se encuentra en buen estado?, ¿repite movimientos con los brazos y hombros por más de la mitad del tiempo durante jornadas laborales?, ¿la carga laboral causa un agotamiento a nivel mental?, ¿al terminar las funciones laborales se puede presentar emociones positivas, como la felicidad y motivación?, entre otras.

A nivel sociodemográfico, la muestra fue de 90 mujeres y 10 hombres, de entre 30 y 59 años.

Con relación a su rol la mayoría se dedica a la docencia y el 15% a labores administrativas. Además el 87 % tiene más de 12 años de laborar y el 68% cumple ocho horas diarias de trabajo, el 22 % menos de seis horas y un 7 % un promedio de 12 horas.

En términos generales se vio que cuatro de cada diez maestros permanecen más de siete horas de pie, el 62% está sentado menos de dos horas y el 76% indicó que siempre repite movimientos con los dedos, manos y muñecas, así como con hombros y brazos.

Según Madrigal “los movimientos repetitivos de las extremidades superiores en brazos, manos, dedos, muñecas y codos son factores que predisponen la aparición de diversos problemas de salud en los docentes, como lo son las alteraciones musculo esqueléticas. Entre ellas: el síndrome de túnel carpal, tendinitis, entre otras enfermedades que son muy comunes en la población de los educadores”.

La investigación también ahondó en el mobiliario que utilizan los maestros y cómo estos pueden impactarles en su salud. En ese sentido, vale la pena indicar que solo un poco más de una cuarta parte aseguró que el equipo empleado estaba en perfecto estado y un 76% explicó que este carecía de características ergonómicas: sillas y escritorios de tamaños y estructuras que no les permiten asumir una postura correcta.

Un 60% detalló que carecía de un espacio de descanso durante sus actividades y algunos participantes contaron que las instalaciones en donde laboran presentaban problemas de ventilación, iluminación y ruido.

“Los docentes hablaron de algunas aulas oscuras que solo se iluminan con bombillos o salones muy calientes y ruidosos. Todo eso hace que se pierda la concentración del maestro y de los niños. Además, el ánimo de todos termina alterado”, comentó Madrigal a La Nación.

¿Qué hacer?

En las conclusiones de su investigación Madrigal hace una serie de recomendaciones al Ministerio de Educación Pública y centros privados. Entre ellas, las siguientes:

1) Adquirir mobiliario que cumpla con las características ergonómicas que contribuyan a la postura correcta durante las actividades laborales, como por ejemplo la silla con respaldo o el soporte para las muñecas.

2) Controlar las condiciones ambientales: temperatura, humedad, ruido e iluminación.

3) Realizar una adecuada distribución de las tareas del docente y de su duración a lo largo del tiempo de trabajo, además de alternar actividades laborales para evitar la rutina.

4) Establecer períodos de descanso y pausas que permitan al maestro recuperarse y relacionarse con los demás compañeros y alumnos.

5) Vigilar que los funcionarios practiquen la posición correcta al sentarse. Si usted es docente, busque información de cómo hacerlo de manera adecuada.