Desde los seis años, los niños reconocen la importancia de la práctica para mejorar habilidades

A esa edad los menores entienden la importancia de realizar una actividad varias veces hasta que salga bien

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Amarrarse los zapatos, aprenderse una canción, leer, escribir el nombre. Son habilidades que requieren practicarse más de una vez para que se logre el resultado. Pero, además, tienen muchísima importancia para aprendizajes futuros y la adquisición de nuevas destrezas.

Un estudio realizado por la Universidad de Queensland, en Australia, con niños entre cuatro y siete años encontró que, ya desde los seis, los pequeños practican espontáneamente para dominar la habilidad, sin necesidad de que se les sugiera que deban ensayar varias veces para lograr mejores resultados.

Esta investigación fue publicada en la revista Children's Development.

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"Nuestro estudio contribuye a entender cómo los niños pequeños empiezan a regular su propio aprendizaje y a trazarse metas a largo plazo, así como el dearrollo de procesos cognitivos que permiten a las personas adquirir un rango general de habilidades que se van especializando durante la vida", explicó en un comunicado Melissa Brinums, autora del estudio.

"El estudio es pequeño, pero ya muestra algunas diferencias en cómo se manejan diferente los niños según la edad en cosas que la educación preescolar a veces no mide", añadió.

La investigación

Esta es apenas la primera fase de un estudio mayor. Brinum tomó a 120 niños entre los cuatro y los siete años. A todos se les puso, uno a uno, en un cuarto en donde se les enseñaron tres juegos que tenían que ver con las habilidades motoras y se les dijo que los iban a evaluar en uno de ellos unos minutos después, y que ganarían calcomanías según su desempeño. A los niños se les indicó específicamente en cuál juego serían evaluados.

Posteriormente, los menores fueron llevados a otro cuarto. Allí se encontraron con los mismos juegos que vieron en la primera habitación. Se les dijo que tendrían cinco minutos para jugar antes de que regresaran al primer cuarto para ser examinados en su habilidad en uno de los juegos.

Brinum anticipó que los menores que entendían que la práctica podía ayudar a mejorar su desempeño pasarían más tiempo practicando el juego en el que serían evaluados.

Después de ese tiempo de práctica se les preguntó con cuál juego habían jugado más tiempo y por qué, qué podrían hacer para mejorar el desempeño. También se les pidió explicar en qué consiste practicar o ensayar.

La mayoría de los participantes de seis y siete años explicó en qué consiste practicar y sabían que esto les podría ayudar a mejorar sus habilidades. Además, pasaron más tiempo con el juego en el que serían evaluados; todos dijeron que lo hicieron para practicar para el examen.

Por su parte, la mayoría de los niños de cinco años mostró algún grado de entendimiento sobre qué es la práctica y pasó un poco más de tiempo con el juego en el que serían evaluados, pero cuando se les preguntó por qué jugaron más con el juego en que serían examinados, dieron razones como que fue el que más les había gustado o que tenía colores más bonitos.

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La mayoría de niños de cuatro años no entendía el concepto de práctica ni dedicó más tiempo al juego en el que se les examinaría.

Para Brinum, esto dará herramientas para que los padres y educadores puedan orientar mejor el aprendizaje de los menores.

"Por ejemplo, ya podríamos preguntarles por sueños o cosas que quisieran hacer dentro de un tiempo y preguntarles qué planes tienen para lograrlo", concluyó la especialista.

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