Si un niño tiene dificultades en Matemáticas o Estudios Sociales, o bien, le cuesta comprender lo que lee y las calificaciones del año pasado estuvieron bajas, ¿cómo saber si se debe buscar la ayuda de un tutor?
Para la psicopedagoga Nuria Martínez, esta medida no debe aplicarse ante el primer tropiezo que enfrente el pequeño con la materia, pues el paso inicial sería analizar la forma en que el menor está estudiando.
Una buena sugerencia es consultar el asunto directamente con el maestro o profesor del centro educativo.
“El docente es quien mejor puede saber si el niño necesita ese apoyo. También podría ayudarle a recomendar a los mejores profesores particulares”, manifestó Martínez.
Expectativas. Aunque muchas veces los padres pueden esperar cierto rendimiento académico por parte de sus hijos, no deben caer en el error de compararlos con hermanos mayores, primos o con ellos mismos cuando fueron estudiantes.
“Los papás no deben exigir notas; eso puede frustrar al niño o adolescente. Más bien, deben conocer lo que cada hijo puede dar. Tampoco deben imponerles métodos de estudio. Cada quien tiene su forma de aprender y no precisamente la que le funcionó a usted les sirve a sus hijos”, advirtió la psicóloga Sarita Álvarez.
Cuidado con las tareas. Con las tareas pasa algo parecido. Por querer ayudarles a mejorar las calificaciones o que los chiquitos se luzcan en el aula, muchos adultos se inmiscuyen más de la cuenta en los trabajos asignados por los educadores.
“Hay padres o madres que quieren ver tareas perfectas, pero, por querer ayudar, más bien perjudican, pues no permiten que los estudiantes sean independientes”, aseguró Patricia Ruh, secretaria del Colegio de Profesionales en Orientación.