Comida chatarra viene del hogar en lonchera

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A las 8:20 a. m. suena la alarma que indica el inicio del primer receso en la Escuela Unificada República del Perú. Una ola de niños inunda con risas y gritos los pasillos del centro educativo.

Mientras corren, cargan en sus brazos confites y frituras que no compraron en la soda escolar.

Sus padres y madres cargaron las loncheras desde el hogar con comida chatarra que el reglamento de sodas escolares del Ministerio de Educación Pública (MEP), publicado en el 2012, quiso impedir que llegara a la boca de los niños.

Es un secreto a voces en los centros educativos del país. Los escolares cargan junto a sus útiles, alimentos que no aportan ningún valor nutricional a su dieta.

“Usted puede ver que los niños no compran la fruta. Hay papás que hasta les traen el almuerzo de restaurantes de comidas rápidas”, asegura María Eugenia Méndez, administradora de la soda escolar desde hace 11 años.

La carrera de la mañana es una de las excusas de los padres de familia. Es por ello que llenan de galletas y jugos empacados los salveques de sus hijos.

“A veces no me da tiempo de desayunar, entonces me traigo una galleta para comérmela en el recreo”, comenta Marion Pérez, quien cursa el cuarto grado.

Aunado a esto, la falta de ejercicio provoca que más niños costarricenses padezcan de sobrepeso y obesidad. La carencia de espacios suficientes entorpece la actividad física de los escolares.

“Nos gusta jugar ‘basquet’, pero los de sexto nos quitan el campo, y no hay otro lugar”, expresa Esteban Contreras, quien tiene 11 años y se encuentra en quinto grado de la escuela.

De acuerdo con especialistas en nutrición, los niños en edad escolar requieren al menos de tres horas de ejercicio a la semana, además de una dieta balanceada que incluya porciones importantes de frutas y vegetales.