Comer sin hambre puede provocarle males crónicos

Aumenta riesgo de hipertensión o diabetes, aunque comida sea ‘sana’

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Comer cuando no se tiene hambre no solo puede dejarle unas libras de más, sino que también puede causarle males digestivos y crónicos, como diabetes e hipertensión.

Así concluye un estudio publicado en la revista Journal of the Association for Consumer Research .

“Estamos expuestos a diferentes tipos de comida en todo momento, con la facilidad de comerlo sin realizar esfuerzo físico a cambio”, señaló David Gal, coordinador del estudio, quien es psicólogo y nutricionista.

“La situación se complica más cuando vemos que se ha malinterpretado la recomendación de los nutricionistas de hacer cinco comidas por día”, añadió el especialista.

Gal sostuvo que si una persona hace las cinco comidas (desayuno, merienda, almuerzo, merienda y cena) debe racionar lo que consume durante las comidas “mayores”.

“Si usted come mucho durante el almuerzo es posible que no tenga hambre para la merienda de la tarde, por eso, una porción más pequeña al almuerzo puede dejarle con más disposición para la merienda”, explicó el líder del proyecto.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores reclutaron a 45 personas y se les pidió indicar su nivel de hambre. Posteriormente, se les ofreció de comer y, 40 minutos después, se les realizaron mediciones de azúcar en la sangre.

Según el estudio, niveles altos de azúcar en la sangre son indicadores de que la comida no es saludable para la persona.

Durante las mediciones se observó que quienes tenían más hambre antes de comer mostraban menor nivel de azúcar. Lo contrario ocurría con quienes no tenían hambre o tenían poco apetito antes de comer.

Para los investigadores, comer sin apetito es producto de una serie de errores psicológicos, más que nutricionales como, por ejemplo, el querer probar todo tipo de comida nueva, aunque ya no se tenga hambre.

Otro de los errores en los que incurre la gente es el abusar de ciertos alimentos porque los considera “saludables”.

“El que sean saludables no quiere decir que usted los pueda consumir indiscriminadamente”, aseveró Gal.

“Y, lo más importante, antes de comer, pregúntese si realmente tiene hambre o si es otra su motivación”, concluyó .