Ciclo menstrual y lesiones deportivas: ¿cómo están relacionados?

Ponencia en Congreso Médico Nacional abordó cómo el ciclo menstrual puede resultar decisivo en deportistas de alto rendimiento que compiten de forma profesional

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El ciclo menstrual es un constante devenir de diferentes niveles de hormonas durante ―aproximadamente― poco más de tres décadas en la vida de una mujer. Y estos cambios hormonales se manifiestan no solo en algunos dolores e incomodidades físicas, cansancio o humor, también en el rendimiento deportivo o en las probabilidades de lesionarse.

Para complicar un poco las cosas, no son una ni dos hormonas involucradas en el ciclo menstrual, hay cuatro principales. Además, no en todas las mujeres ni a todas las edades el ciclo se comporta igual. Dependiendo de la persona, este puede durar entre 21 y 40 días, aunque el estándar que se utiliza es de 28 días. Sin embargo, las excepciones o las mujeres con ciclos irregulares hacen que el tema sea más complejo.

Esto puede complicar la situación en deportistas de alto rendimiento, tanto en deportes individuales como el atletismo, como en otros que al ser en equipo se vuelven más complejos de atender, como el fútbol o el básquetbol.

El especialista en medicina deportiva Martín Zumbado Zumbado ha estudiado el tema desde su práctica atendiendo a mujeres futbolistas. Los últimos cinco años ha investigado directamente el rendimiento y lesiones en el fútbol femenino. Sobre este tema giró su ponencia en el Congreso Médico Nacional, realizado recientemente en Guanacaste.

“Hay cambios hormonales prácticamente todos los días”, resumió.

De acuerdo con el médico, el ciclo menstrual está basado en preparar a la mujer para la reproducción. Hay dos glándulas del cerebro importantes en la producción hormonal: el hipotálamo y la hipófisis (o glándula pituitaria). La acción de estos prepara a los ovarios para la producción de óvulos y al útero para eventualmente albergar un óvulo fecundado. Si el embarazo no llega, viene la menstruación y ahí comienza un nuevo ciclo.

La Asociación Internacional de Ginecología divide el ciclo promedio de 28 días en varias etapas y las hormonas protagonistas son diferentes:

Del día 1 al 4: menstruación. Las hormonas provocan que el útero se deshaga del endometrio que se creó en el ciclo menstrual anterior.

Del día 5 al 12: etapa folicular. Los niveles hormonales aumentan preparándose para la liberación de un óvulo. La glándula pituitaria segrega la hormona foliculoestimulante (FSH). Esta es la principal hormona que estimula los ovarios para que produzcan óvulos maduros. Al mismo tiempo, la cantidad de estrógenos es cada vez mayor, para garantizar que el endometrio se colme de nutrientes y sangre en caso de que ocurra un embarazo.

Días 13 al 15: ovulación. En algunos casos se da en el día 13, en otros el 14 y en otros el 15, incluso puede darse el 12. Este es el momento donde se busca un embarazo. El nivel de estrógenos todavía está en aumento y, finalmente, provocará la subida repentina de la hormona luteinizante (LH).

Del 16 al 28: fase lútea. El folículo donde había madurado el óvulo se convierte en una estructura conocida como cuerpo lúteo. El cuerpo lúteo produce progesterona durante dos semanas y luego muere si no se produce la concepción. Allí viene la menstruación. Si hay concepción, aumenta la progesterona y aparece la llamada hormona del embarazo, si no hay concepción los niveles de progesterona bajan.

¿Y esto qué tiene que ver con el deporte? Para Zumbado, los niveles hormonales, especialmente de estrógenos y progesterona, tienen mucho que ver, no tanto en el rendimiento, como en las probabilidades de lesiones.

Para él, los niveles de estrógenos y otra hormona llamada relaxina, que están altos especialmente entre los días 12 y 14 (o pueden extenderse hasta el 15), producen mucha laxitud, especialmente en rodillas, tobillo, muñeca y codo. En esa fase “folicular tardía” y ovulatoria las probabilidades de lesiones son mayores. Él puso de ejemplo de la lesión del ligamento cruzado anterior, uno de los principales ligamentos de la rodilla y que ayuda a conectar el fémur con la tibia. Este se da de forma más común en esa fase menstrual. En deportes como el fútbol y el básquetbol estas lesiones son muy frecuentes.

Estos niveles de estrógeno alto también se asocian a un riesgo mayor de lesiones de tobillo.

Para el especialista en medicina deportiva, esto se vuelve complejo en dos situaciones: en deportes individuales, donde no pueda echarse mano de las fortalezas del cuerpo de otras compañeras en otras fases del ciclo menstrual o cuando debe competirse por una medalla o título.

Sin embargo, esto no quiere decir que estén condenadas. Basta con que los entrenadores tengan menos trabajo con pesas o resistencia muy fuertes en esos días, y, en el caso de días de competición, tener mayores énfasis en la hidratación y estiramientos.

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Otros bemoles del ciclo menstrual

Si ya sabemos de antemano que no todo en el ciclo menstrual es exacto, a esto se le unen otras variables, como las mujeres que toman anticonceptivos orales o quienes están en periodo de lactancia.

Algunos anticonceptivos tienen más estrógenos, otros tienen menos, pero mantienen un nivel basal más equilibrado entre estrógenos y progesteronas y, al no tener una ovulación como tal, no tienen este mayor riesgo de lesiones.

En las mujeres que están amamantando los niveles de estrógenos y de progesterona también están más estables y esto ayuda a bajar el riesgo de lesiones.

Otro asunto que se ha visto es que de los días 12 al 15 es que las mujeres reportan más mareos, porque los estrógenos pueden producir desbalance en el equilibrio.

“Si soy entrenador, probablemente las cargas de trabajo podrían tener que bajarse”, explicó el especialista.

Otro aspecto que el especialista ha visto en su trabajo es que hay casos de niñas y preadolescentes que quieren mantener sus niveles de grasa bajos para competir. Esto podría afectar a quienes todavía no han tenido su menarca (primera menstruación), dado que se requiere cierto nivel de grasa corporal para menstruar. O puede desaparecer la menstruación en jóvenes que ya menstruaron y que por la baja en sus niveles de grasa siguen haciéndolo. Esto último también puede afectar en otros niveles, las jóvenes pueden desarrollar anorexia y esto llevarlas a mayor riesgo de osteoporosis.

Zumbado aclaró que las investigaciones sobre ciclo menstrual y las lesiones “todavía tienen mucho camino por recorrer. Son algo muy nuevo”.

Más allá de cuestión de lesiones

Para algunas mujeres no solo es cuestión de tener lesiones, hay otro periodo en el que se sienten no con riesgo de lesiones, pero sí más cansadas y con un rendimiento que considera más bajo: los días que están con la menstruación. Ya sea por dolores, debilidad o analgésicos que tomaron perciben que tienen menos energías y con ello, menores probabilidades de una medalla o título o superar marcas personales.

La revista Vice reportó sobre un estudio reciente realizado por investigadores médicos del Reino Unido y los Estados Unidos. El documento puso de manifiesto que el 41,7% de las mujeres que hacen ejercicio cree que su ciclo menstrual tiene un impacto negativo en su rendimiento. El déficit de hierro causado por el sangrado y el aumento de la temperatura corporal justo antes del periodo son algunos de los factores que según los expertos afectan a las deportistas. No obstante, debido a la falta de investigación, esto sigue siendo mera especulación.

Actividad física en no deportistas

¿Y qué sucede con las mujeres que no son deportistas de alto rendimiento, pero van de forma seguida al gimnasio o a hacer ejercicio? Para Zumbado, conocer el cuerpo, monitorear el ciclo menstrual y saber cómo se siente es vital. Comentarlo con los entrenadores del gimnasio también puede ser útil, especialmente para no realizar esfuerzos mayores en la fase cercana a la ovulación.

Y en las mujeres en perimenopausia (las últimas reglas antes de la menopausia) pueden darse más desbalances hormonales (aunque no necesariamente). Por este motivo es bueno mantener el control ginecológico, revisar su rendimiento deportivo y analizar cómo se siente durante el ejercicio; para así evitar no solo lesiones, también sobrexigencias.