Cambio climático también mata especies de agua dulce

Altos niveles de CO2 vuelven a los ríos y lagos más ácidos, lo cual ya dificulta la supervivencia de al menos dos tipos de crustáceos.

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Una de las principales consecuencias del cambio climático es el aumento de los niveles de dióxido de carbono (CO2) en los cuerpos de agua.

Como consecuencia de la subida de niveles de este gas en la atmósfera, las aguas lo absorben.

Hasta ahora, este fenómeno solo se había visto en los océanos; sin embargo, investigadores de la Universidad de Ruhr, en Alemania, indicaron que esto ya se ve también en aguas dulces y afecta a ríos y lagos.

Aún más, esta situación ya ha puesto en jaque la supervivencia de dos especies de crustáceos de río: la Daphnia longicephala y la Daphnia pulex, conocidos popularmente como "moscas de agua".

Estos organismos son muy comunes en ríos, lagos, estanques y otros cuerpos de agua dulce, y son alimento de muchas especies más grandes.

¿Por qué ocurre esto? De acuerdo con la investigación, publicada en la revista Current Biology, cuanto más CO2 absorba el agua, esta se vuelve más ácida, lo que puede acarrear problemas para los ecosistemas.

En el caso de las especies de Daphnia, los niveles de acidez en el agua dificultan su habilidad para defenderse de sus depredadores. Al quedar desprotegidas, su mortalidad aumenta.

Usualmente, cuando una Daphnia ve o siente la presencia de otra especie amenazante, su cuerpo reacciona y saca púas y corazas, pero en un ambiente muy ácido esta acción se le dificultaría.

"Niveles altos de CO2 reducen las habilidades de las Daphinas para detectar a su depredador. Esto, a su vez, reduce la expresión de sus defensas morfológicas y las hace más vulnerables", explicó a la prensa Linda Weiss, autora principal del reporte.

La investigación

Para llegar a estas conclusiones, Weiss y su equipo del Departamento de Ecología Animal, Evolución y Biodiversidad, de la Universidad de Ruhr, analizaron cuatro reservorios de agua fresca en Alemania. Su estudio tomó en cuenta datos de 1981 al 2015.

Los resultados indicaron un aumento continuo de pCO2 (presión parcial de CO2), es decir, de la presión que ejercería este gas sobre el agua si se eliminaran repentinamente todos los componentes del líquido y no hubiera variación de temperatura.

Los científicos vieron que el incremento del pCO2 estuvo relacionado con una disminución en pH y un aumento en la acidez del agua.

En el período estudiado, el cambio de pH fue de 0,3, lo que indicaría que la acidificación del agua dulce marcha más rápido que la de los océanos.

"La acidificación de los océanos es conocida popularmente como el 'hermano gemelo igualmente malvado del cambio climático'. Desde hace años, varios investigadores han señalado los daños en agua salada, pero los ecosistemas de agua dulce habían pasado desapercibidos, ahora vemos lo mucho que se han afectado", manifestó Weiss.

Weiss y su equipo expandirán sus investigaciones a cuerpos de agua dulce en otras zonas del mundo, para ver si en estos lugares el impacto es similar.

Evidencia en agua salada

Estudios anteriores han advertido de los daños de la acidificación de los océanos. El 5 de enero pasado, la revista Science mostró que los niveles de oxígeno en mares y océanos están bajando, y que el volumen de agua completamente desprovista de oxígeno (anóxica) se ha cuadruplicado en los últimos 50 años.

"Para muchos organismos marinos, los niveles más bajos de oxígeno pueden reducir la supervivencia y el crecimiento, alterar el comportamiento, perjudicar la reproducción, perturbar la respuesta inmune y aumentar la enfermedad", indica el documento.

Vladimir Ryabinin, uno de los investigadores, enfatizó en un comunicado de prensa: "los efectos combinados de la carga de nutrientes y el cambio climático aumentan enormemente la cantidad y el tamaño de las zonas muertas en el océano abierto y en las aguas costeras, donde el oxígeno es demasiado bajo para soportar la mayor parte de la vida marina”.

De acuerdo con el especialista, la mayoría de las especies en estas áreas se asfixia y muere ante la falta de oxígeno. Por eso se les llama "zonas muertas".

Dicho estudio, elaborado por el GO2NE (Global Ocean Oxygen Network), puso en evidencia que la acción humana es responsable de esta situación.

"La disminución del oxígeno en el océano se encuentra entre los efectos más graves de las actividades humanas en el medio ambiente de la Tierra", recalcó Denise Breitburg, autora principal del informe.

La muerte de especies no es el único problema. Según el reporte, la falta de oxígeno también llevaría a los océanos a liberar sustancias químicas dañinas, como el dióxido de nitrógeno, un gas con un efecto invernadero 300 veces más poderoso que el CO2.

Los científicos llaman a las personas a tener mayor conciencia de su impacto personal ante el cambio climático, y recuerdan la importancia de reciclar, de utilizar menos un automóvil cuando se viaja en solitario y a usar más el transporte público, a no desperdiciar el agua, a no botar basura en fuentes de agua y a hacer un uso racional de la electricidad.