La gruta de la basílica de la Natividad en Belén (Cisjordania), donde la tradición sitúa el pesebre en el que Jesús nació, se llena de visitantes que buscan rememorar el nacimiento del Mesías.
Familias completas, religiosos y turistas de todas partes del mundo llegan a conocer el lugar donde nació el cristianismo, sitio que ya presentó su candidatura para ser declarado como patrimonio de la humanidad por la la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Las celebraciones navideñas allí se iniciaron oficialmente el 15 de diciembre con un acto donde se encendió el tradicional árbol navideño y el canto del villancico Noche de paz en inglés, francés y árabe.
Según los pobladores, tradicionalmente el festejo del natalicio finalizará hasta el 18 de enero, que es cuando los armenios festejan la Navidad.
Las principales vías y esperan con luz y color al principal evento navideño: la procesión del patriarca latino de Jerusalén, hoy 24 de diciembre, seguida de la famosa Misa del Gallo en el templo aledaño de Santa Catalina.
Los visitantes se agolpan en un lugar en donde los residentes cristianos cada vez son menos.
“Somos una pequeña comunidad, una minoría cristiana, en una masa musulmana y una masa hebrea, pero esperamos que esta presencia sea efectiva y que tenga un impacto positivo sobre la sociedad”, dijo el patriarca latino de Jerusalén, monseñor Fuad Twal.
De acuerdo a datos del Centro Inter Iglesias, apenas 200.000 cristianos viven repartidos en Israel, de los cuales 150.000 son mayormente palestinos o árabes con ciudadanía israelí.
Sin embargo, estos últimos días de diciembre, Belén es sitio de congregación para el cristianismo de todo el mundo, lugar donde las personas comparten su fe y viven una fiesta en recuerdo del nacimiento de su fundador.
Según las estadísticas oficiales, unos 3,5 millones de turistas visitaron Israel en 2010 y las autoridades esperan que al menos 90.000 peregrinos cristianos celebren la Navidad en Belén.