Han pasado ya cinco meses desde que Ana Ligia Solís, docente de la Escuela de Santa Gertrudis Sur de Grecia (Alajuela), fue rociada con un ácido que le causó quemaduras graves en el tórax y la cara.
Los médicos pensaron que tendría que estar durante seis meses en el hospital para que sus quemaduras sanaran; sin embargo, solo requirió cuatro meses.
Varios trasplantes de piel lograron evitar infecciones mayores y le ayudaron a regenerar poco a poco sus tejidos.
“El área más afectada fue el tórax. Me hicieron trasplantes varias veces porque lo mío era muy grave, pero me ayudaron a sanar”, comentó la educadora.
Los trasplantes de piel cadavérica, que se almacena en el Banco Nacional de Piel, en el Hospital de Niños, no solo salvan la vida de menores con quemaduras. Pacientes del Hospital San Juan de Dios también son beneficiados.
Uno de ellos es Ronny Mora, un joven que perdió sus piernas luego de explotarle el motor de su motocicleta, y quien recibió varios trasplantes en el abdomen y glúteos.
Los médicos dicen que esta técnica aceleró su recuperación.
“La piel cadavérica tiene la ventaja de que es de origen humano y se trata con medidas de higiene muy estrictas.
“Un paciente puede durar hasta tres semanas con un trasplante mientras su piel comienza a regenerarse poco a poco”, explicó Eliécer Jiménez, jefe de la Unidad de Quemados del Hospital San Juan de Dios.
“La piel de cadáveres ayuda mucho a controlar las infecciones y a sanar las heridas, lo cual nos da tiempo para tratar otros posibles traumas”, añadió.
Falta conciencia. El Banco Nacional de Piel cumplirá dos años el próximo 30 de junio. En ese tiempo se han hecho 36 trasplantes de piel (varios pacientes han necesitado más de uno).
No obstante, los funcionarios de este centro topan con muchas trabas a la hora de buscar tejido donado, pues aún no hay cultura de donación. Desde su apertura, solo 25 familias han autorizado la donación de la piel de un familiar.
“Nos cuesta mucho. La Medicatura Forense nos abre las puertas para hablar con las familias, pero muchas veces las personas no quieren donarnos la piel. Cuesta mucho”, manifestó Marlen Herrera, coordinadora del Banco de Piel.
Los especialistas recuerdan que solo se toma una capa muy delgada de la espalda y parte de atrás de las piernas de los pacientes, con lo que no se altera su rostro.