Aumenta número de ticos con diabetes, según reciente estudio de CCSS

Encuesta de riesgos cardiovasculares indicó que el 14,8% de costarricenses mayores de 20 años tiene esta enfermedad, dos puntos porcentuales más que en el 2016 y cuatro puntos más que en el 2014

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El 14,8% de los costarricenses mayores de 20 años es diabético. Una cifra que aumenta de forma constante, dado que en el 2016 era cerca del 12,8% y en el 2014 rondaba el 11%.

Estos son los datos de la Encuesta de Riesgos Cardiovaculares desarrollada por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Dichas cifras se difundieron la mañana de este jueves, con motivo del Día Mundial de la Diabetes, que se celebra cada 14 de noviembre.

De los diabéticos encontrados en esta investigación, el 10,9% ya conocían su diagnóstico, pero el 3,9% de ellos no y se percataron de su condición gracias a las mediciones realizadas durante el estudio. Si se extrapolan estos datos al resto del país, en Costa Rica habría 413.000 diabéticos, de los cuales 34.000 aún no lo saben.

Para los especialistas, el que las personas desconozcan su diagnóstico es preocupante. La diabetes, cuando no está controlada, está relacionada con la insuficiencia renal crónica, las amputaciones, las lesiones vasculares, problemas del corazón y hasta con ceguera originada por una enfermedad conocida como retinopatía diabética.

“La diabetes es de los principales factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares”, indicó el epidemiólogo Roy Wong, coordinador de la encuesta.

Para este estudio, que se realizó durante el 2018, participaron 4.166 personas mayores de 20 años de todas partes del país.

Enfermedad de cuidado

Hay dos tipos de diabetes con características muy diferentes: la diabetes tipo 1 y la tipo 2.

La diabetes tipo 1 tiene un componente genético con el que la persona nace, y que hará que los síntomas se manifiesten tarde o temprano. Sus primeras señales se dan entre los diez y 15 años de edad, pero en algunos casos ocurren antes. En este tipo de diabetes el organismo deja de producir insulina, una hormona que ayuda a que la glucosa penetre en las células para suministrarles energía. La deficiencia hace que el diabético tipo 1 deba inyectarse insulina para mantener su metabolismo. Las manifestaciones iniciales incluyen mucha sed, deseos frecuentes de orinar y una orina más abundante.

En la diabetes tipo 2 el cuerpo produce, más bien, un exceso de insulina, pero esta hormona no funciona bien en el organismo. Se habla de que algunos de estos pacientes tienen resistencia a la insulina. Sin suficiente insulina, la glucosa permanece en la sangre. Si esta enfermedad no se controla, el exceso de glucosa en la sangre puede causar, con el tiempo, problemas serios. Esta enfermedad está asociada con estilos de vida poco saludables como la falta de ejercicio, y con dietas muy altas en grasa, y muy bajas en frutas y verduras.

Sin embargo, es un mal prevenible. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), realizar 150 minutos de ejercicio a la semana (separados en al menos tres días diferentes) y una alimentación alta en frutas y verduras y baja en grasas y sodio, así como no fumar, baja el riesgo de diabetes.

Medidas para mitigar impacto

La CCSS trabaja en nuevos programas que buscan reducir el impacto de la diabetes y otras enfermedades crónicas en los costarricenses.

Uno de estos puntos es el Programa de Intervención Nutricional de las Enfermedades Crónicas (PINEC). Este modelo de atención se desarrolla de forma grupal y se basa en la atención nutricional individualizada de un profesional de nutrición. Los pacientes también reciben educación terapéutica, que incluye la participación de profesionales de psicología, enfermería, medicina, farmacia, trabajo social, actividad física y otros profesionales en salud.

Se espera que en el primer semestre del 2020 se obtengan los primeros resultados sobre el impacto en indicadores como hemoglobina glicosilada (promedio de glucosa en la sangre durante tres meses), triglicéridos, colesterol LDL o “malo” y circunferencia abdominal. También evaluará el impacto en los hábitos alimentarios, buscando una mejoría en el consumo saludable de los grupos de alimentos y en el cumplimento de los tiempos de comida.