Así afecta al cuerpo femenino y al bebé un embarazo antes de los 15 años

Biológicamente una mujer puede embarazarse desde su primera ovulación, pero esto no quiere decir que su cuerpo esté preparado para eso

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Si nos concentramos únicamente en la biología, una mujer puede quedar embarazada desde su primera ovulación. No obstante, eso no quiere decir que su organismo esté preparado para llevar la gestación y desarrollo de otro ser humano.

Rita Peralta, ginecóloga especialista en embarazo en la adolescencia y quien dirige la Clínica del Adolescente del Hospital Calderón Guardia confirmó la situación. Si ya de por sí un embarazo en la adolescencia enfrenta muchos problemas físicos, entre más jóvenes son, más complicado es, porque su desarrollo todavía es menor, tanto a nivel de madurez física como de maduración cerebral.

Solo por poner un ejemplo, ni la pelvis ni los huesos han terminado de formarse, por lo que es difícil sostener el peso del bebé por nueve meses.

“El cuerpo de la mujer, en el momento en el que inicia la pubertad, hasta que alcanza la madurez del aparato reproductor pueden pasar hasta siete años. Cuando en plena pubertad se tiene un embarazo es en un aparato reproductor inmaduro, son úteros más pequeñitos, las pelvis no son amplias para un parto. La producción de hormonas, en un embarazo no producen suficiente progesterona, y esa es una hormona muy necesaria en el embarazo”, evidenció la especialista.

Estas condiciones hacen que la joven sea más propensa a anemia, a hipertensión, a debilidad. Por si fuera poco, varias de ellas pueden haber enfrentado abuso sexual durante meses e incluso años, lo que aumenta su riesgo de infecciones de transmisión sexual. En los peores escenarios, el riesgo de morir es cuatro veces el de una mujer adulta, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

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La adolescencia temprana, entre los 10 y 14 años, es la que presenta más problemas en un embarazo, ya sea que finalice con un parto, o como es más frecuente en estas edades que en otras, con un aborto espontáneo.

“Tenemos chicas muy pequeñas aún, que están en su pubertad, que tienen física y cognitivamente mayor cercanía con la niñez. No es lo mismo tener un embarazo en esta etapa que a los 17. No podemos decir que las adolescentes tempranas son iguales a las tardías”, especificó.

Afectación para el bebé

A esto se le unen las afectaciones también para el bebé. Estos tienen mayores probabilidades de nacer de forma prematura, con bajo peso, con menores dimensiones. Por eso mismo pasan más tiempo en unidades de neonatología. El riesgo de muerte súbita también es mayor en estos bebés, y según la literatura internacional, su riesgo de morir en el primer año de vida es tres veces el de un bebé de madre adulta.

En muchos de estos casos, por la inmadurez de sus cuerpos, las jóvenes no pueden tener un parto vaginal y se les debe hacer cesárea, pero los sangrados son más profundos en estas operaciones a estas edades. Si esto fuera poco, el bebé consume gran cantidad de los nutrientes ingeridos por la madre, por eso el acompañamiento nutricional es vital, aunque desgraciadamente algunas de estas jóvenes enfrentan desnutrición desde antes del embarazo.

Embarazo antes de los 15 años y consecuencias para madre y bebé

APara este momento, la mujer no ha terminado de crecer ni de desarrollarse cuando su cuerpo debe suplir las necesidades de un organismo en formación

FUENTE: Rita Peralta, ginecóloga especialista en adolescentes y OPS    || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.

“Hemos visto casos de chicas que no han tenido ni su primera menstruación y entonces en el sangrado del posparto está el shock. Nunca habían visto ‘la regla’ cuando ya tienen un sangrado posparto”, ejemplificó la ginecóloga.

A esto se le debe añadir que en estas edades las jóvenes no llegan a recibir atención prenatal a inicios de la gestación, muchas de ellas llegan meses después “cuando ya les sale la panza”, dijo la especialista. Esto también las hace más propensas a complicaciones.

Los datos que se tienen son de quienes logran llevar el embarazo a término, pero no se ven los embarazos que suceden y terminan en una pérdida gestacional. Peralta indicó que muchas de ellas, sobre todo al inicio de la gestación, ni siquiera acuden a consulta prenatal y simplemente tienen un sangrado fuerte. De muchas de esas no se tienen registros.

“Las chicas que vemos con pérdidas sí sufren mucha depresión, mucha culpa. A veces el bebé tiene malformaciones. Me acuerdo de una embarazada de gemelos y al final los perdió. Por eso el manejo es interdisciplinario, con apoyo de psicóloga que acompaña todo el proceso”, recordó.

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“En medio de lo terrible de la noticia de las niñas de Cervantes, que nos tiene a todos muy preocupados y tristes nos sirva para poner el ojo en el que esto sucede y que lo vemos todos los años y debemos tener una atención para estas pequeñitas”, puntualizó Rita Peralta.

Según ella, en el momento en el que seamos conscientes de las complejidades para la salud física y mental del embarazo a estas edades, se tendrá mejor atención para evitar estos embarazos y atender mejor a los que no pueden prevenirse.

“Lo primero que debemos hacer es evitar la violación de estas chiquitas, pero si se dan los casos, que ellas tengan la mejor atención en embarazo, parto y posparto y tengan ese acompañamiento”, resaltó.

Madurez cerebral y salud mental

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El psicólogo Juan Calderón recordó que la maduración cerebral no ha completado su desarrollo en la adolescencia, y todavía con menor razón en quienes no han cumplido sus 15 años.

“El desarrollo de muchas cuestiones cerebrales se empieza a dar después de los 15 años. Los primeros años son más de reconocimiento personal. (...) Los neurotransmisores, que regulan nuestra ansiedad, nuestro estrés y también nos dan alegría, no se han terminado de desarrollar cuando comienza la adolescencia. La persona menor de edad no ha tenido tantos eventos. Un duelo se maneja diferente en los menores de edad, menos un trauma”, puntualizó.

“No es lo mismo el embarazo en alguien de 20 años que una menor de edad. La menor apenas está descubriendo quién es, cómo se siente, cómo es su miedo, dónde están sus inseguridades. Tampoco se controla igual las emociones y la toma de decisiones”, añadió.

Peralta lo ha visto también en su consulta. Muchas de ellas, expresó, al ser víctimas de abusos recurrentes, tienen rechazo por su bebé y no quieren ver el ultrasonido ni que se les explique cómo va el embarazo. El ir al ritmo de ellas y que tengan acceso a la información que ellas quieran es parte del respeto por su integridad.

“El cuido del bebé es algo muy complejo, tampoco podés delegarlo por completo en una niña de 11 años, por ejemplo. Se requiere de alguien que pueda asumir el cuido de las dos personas”, aseveró Peralta.

CCSS busca atención diferenciada

La Clínica del Adolescente del Hospital Calderón Guardia recibe embarazadas en este rango de edad de todo el país. Las menores de 15 años son atendidas en una consulta especial, diferenciada de las de 15 años o más.

Cuando una joven al inicio de su adolescencia llega embarazada es recibida por un equipo conformado por la perinatóloga (especialista en embarazo de alto riesgo) Loretta Giacomín, y por profesionales en enfermería, psicología, trabajo social y medicina familiar. En ese momento también se hacen las denuncias pertinentes a la fiscalía y al Patronato Nacional de la Infancia (PANI).

“Normalmente son citas una vez al mes, pero vienen a todas las citas que requieran o que ellas sienten que necesitan, en eso no hay límite. Ese mismo día la atendemos todos los profesionales, en la medida de lo posible, para que no tenga que venir más”, manifestó la directora de la Clínica.

En quienes viven en zonas alejadas se busca coordinar con su área de salud para alternar las citas y que ellas no deban viajar tan seguido.

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En la medida de lo posible se busca que ese mismo equipo profesional que la acompañó durante el embarazo sea quien atienda el parto. Las que viven más lejos se quedan en San José desde unos 15 días antes, porque por la complejidad y los vínculos con el personal de salud se busca un parto en el Calderón Guardia. La trabajadora social se encarga de buscar dónde hospedarlas.

La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) trabaja en una guía de atención del embarazo en niñas. “Son niñas, deben tratarse como tal. Esta etapa debe diferenciarse”, resumió la ginecóloga.

Esa guía ya está avanzada y requiere terminar de validarse. “La iniciativa es explicar los pasos en estos casos para todo el país. Las más chiquititas requieren una atención diferenciada”.

Mientras tanto, el Calderón Guardia ya aplica sus formas diferenciadas para estas mujeres que apenas comienzan su adolescencia.