¿Se ha preguntado por qué los bebés recién nacidos pasan la mayor parte del tiempo dormidos y los abuelitos cada vez se levantan más temprano?
De acuerdo con Lilliana Estrada, experta en trastornos del sueño, es erróneo pensar que todos las personas deben dormir las mismas horas siempre.
Así, por ejemplo, mientras que un bebé en las primeras semanas puede dormir de 18 a 22 horas diarias, un adulto mayor de 70 años solo requiere alrededor de siete horas de sueño.
Esto se debe a que al nacer los bebés necesitan desarrollar su cerebro y establecer los mecanismos de vigilia y sueño.
“Conforme vamos avanzando, vamos necesitando menos cantidad de horas, un niño preescolar necesita unas 10 horas de sueño nocturno y dos de siesta; a partir de los seis años ya no necesita la siesta y el adolescente entre nueve y ocho horas y media” dijo Estrada.
Diferencias. En el caso de los niños, un estudio de la Universidad de Londres, Inglaterra, demostró que los pequeños en edad preescolar que se acuestan tarde con frecuencia tienen problemas de aprendizaje. También pueden registrar problemas de conducta, se pueden alterar los ritmos naturales y afectar cómo el cerebro incorpora información nueva.
En los jóvenes, los problemas de sueño radican en los desórdenes horarios.
Por ejemplo, cuando un joven empieza a usar su dormitorio como su “cueva”, en donde comen, duermen, juegan y estudian, el cerebro deja de asociar la habitación como el espacio para dormir, por lo que tiene a propiciar problemas para conciliar el sueño. Esto hace que se duerman más tarde y por ende tengan problemas para levantarse temprano.
Por su parte, aunque no está comprobado que las mujeres requieran dormir más, estas tienden a liberar la sustancia inductora del sueño alrededor de una hora antes, por lo que es normal que sientan sueño más temprano que los hombres, pero a la vez se despiertan una hora antes.