El aumento en la práctica del llamado sexting ha provocado un fenómeno paralelo: el cyberbullying . Esto implica acosar o maltratar a alguien a través de algún medio electrónico, como chats , redes sociales y mensajes por celular, ya sea verbalmente o con el apoyo de fotos y videos.
Debido a que el acoso de este tipo tiene como meta vengarse o ridiculizar a alguien públicamente, el daño psicológico para adolescentes con personalidades vulnerables puede ser irreparable; asimismo, puede provocar enfrentamientos físicos entre víctima y agresor, e incluso intentos de suicidio.
La movilidad que caracteriza al celular permite, además, que dicho material privado sea exhibido en una gran variedad de círculos sociales.
Una vez que el material se sube a Internet, se pierde el control de él, y es imposible recuperarlo y evitar que se continúe reenviando y difundiendo una infinita cantidad de veces.
Esas imágenes podrían caer en las manos equivocadas como producto del robo o de la pérdida del celular o la computadora. De ese modo podrían ser vistas por empleadores y profesores de colegio, lo que terminaría afectando la vida académica y profesional de la persona.
En Costa Rica, como parte de una campaña del Patronato Nacional de la Infancia (PANI), se hizo un estudio sobre la sexualidad y los mitos que la rodean. Se contó con la participación de 150 varones entre los 14 y 17 años de edad, oriundos de seis comunidades en riesgo del país.
Todos admitieron tener material pornográfico en sus celulares, y les causó extrañeza que personas del PANI los “asustasen” con este dato, recordó Frineth Araya.