A desmaquillar la belleza natural

Cada vez es más común que las celebridades posen con la cara desnuda y usen en redes la etiqueta #sinmaquillaje en alusión a la autenticidad

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Uno está acostumbrado a leer sobre las celebridades que aseguran no usar ningún maquillaje y de inmediato ponemos cara de duda y total incredulidad.

Sin embargo, ya van varias temporadas en las que parece estarse imponiendo un look libre de cosméticos. Lo vemos en las o en las supercarreteras de la información en Internet.

En lo que quizás sea la muestra de esta nueva moda que impone la palabra “autenticidad”, celebridades como Beyoncé y Gwyneth Paltrow publican sus selfies con la cara orgullosamente desnuda, a veces acompañadas con la etiqueta #sinmaquillaje.

La revista Slate , de Nueva York, sugirió que esta tendencia puede estar relacionada con el normcore , un cuestionable movimiento de vestirse sin moda, mientras que otros expertos creen que se trata de una búsqueda de equilibrio entre el pragmatismo y el feminismo.

Emily Weiss, fundadora y directora creativa del sitio sobre belleza IntoTheGloss.com , estuvo de acuerdo en que existe una propensión a pensar que menos es mejor. “Hoy hay un relajamiento en el vestir que está ganando aceptación en la belleza. Es una especie de idea de ‘respirabilidad’”, comentó.

La maquillista Diane Kendal, conocida en Nueva York por sus creaciones “apagadas” en pasarelas para conocidos diseñadores como Prabal Gurung, Alexander Wang y Thakoon, dice que este aspecto siempre ha sido parte de su repertorio y aseguró que el rostro lavado “es, definitivamente, una herencia a la década de los 90”.

Para Kendal, “fue entonces que muchos de los diseñadores de hoy estaban creciendo” y consideró que este estilo “se ve muchísimo más moderno y dinámico. Estar con la cara limpia te da un aire de confianza”, aseguró.

Ella tampoco usa maquillaje y sostiene que para muchos en la industria de la moda y la belleza, como Emmanuelle Alt, Tonne Goodman y Caroline de Maigret, estar sin nada es lo cotidiano.

“El maquillaje es para crear una imagen, quizá una fantasía, y trabajamos con eso todos los días”, enfatizó Kendal.

“Yo no lo uso porque no es algo que se trata de mí”, añadió.

Weiss estuvo de acuerdo. “Un maquillaje de rostro completo y pestañas postizas no son la norma de las editoras”, comentó, al señalar que la afirmación: “yo realmente uso muy poco” es la más común entre las mujeres a las que con frecuencia entrevista, entre modelos, actrices, estilistas, periodistas y editoras.

“Estamos condicionados a pensar que deberías avergonzarte un poco de tus rutinas de belleza o de qué tanto haces... Entre más haces, más del tipo frívola eres, quizá”.

La bloguera Leandra Medine, conocida como Man Repeller (repele-hombres), relató que cuando escribió una entrada en abril en la que explicaba el porqué su rutina cotidiana no incluye maquillaje –dijo que en parte por flojera y en parte porque se siente cómoda con su aspecto–, fue tan popular que el sitio se bloqueó.

El artículo que, aseguró Medine, escribió en 20 minutos, abordaba comentarios sobre salir a la calle sin cosméticos y señaló que la respuesta general fue abrumadoramente positiva, pero que le sorprendió haber tocado una fibra tan sensible.

“No veo el hecho de que yo no use maquillaje como una postura social ni que se deba a que trabajo en un sector dominado por las mujeres”, señaló. “No me digo en las mañanas: ‘Mira Leandra, aquí hay un montón de mujeres, esconde ese bronceador’. Tiene más que ver con que estoy ocupada y prefiero cualquier opción que me ayude a que sea más fácil salir por la puerta en la mañana y también irte a dormir al llegar”, apuntó.

Sutton Foster, actriz ganadora de un premio Tony, también es fanática del rostro limpio.

Aunque es frecuente que use cosméticos, como base, rubor, lápiz labial y pestañas postizas, al interpretar personajes glamorosos en el teatro, su aspecto habitual fuera del escenario no incluye maquillaje. “Por la mañana, al alistarme y salir al mundo, prefiero pasar mi tiempo haciendo otras cosas que mirarme fijamente en el espejo”, comentó.

Para su deleite, su más reciente papel protagónico en “Violet”, obra que se estrenó el pasado 20 de abril en el teatro de American Airlines, no exigió maquillaje. Su personaje es una joven que intenta deshacerse de una cicatriz en el rostro, pero hasta esa marca se dejó a la imaginación del público. Es la primera vez que Foster aparece en el escenario sin una pizca de rímel, confesó, y fue una decisión creativa que tomaron la directora Leigh Silverman y ella para transmitir la vulnerabilidad de Violet y, después, su fortaleza.

“Habría diluido el mensaje, que es descubrir la belleza interna, si hubiésemos dejado que ella (Foster) usara corrector cosmético y brillo en los labios”, explicó Silverman. Si llevas orgullosamente la cara limpia, agregó, “muestras confianza”.

No obstante, durante la mayor parte de la obra, Violet es la fea del baile. Según Silverman, en el escenario, al menos, un rostro “creado” todavía es una connotación de atractivo. “Montamos un escape y para el público todavía existe esa expectativa”.

Para la bloguera Medine, el aspecto sin maquillaje, “esencialmente se va a atar al feminismo, pero estamos en una época muy diferente de cualquier cosa que sea el feminismo, una palabra que se ha convertido en grosería”.

Deborah Rhode, catedrática de Derecho en la Universidad de Stanford y autora de ”The Beauty Bias ”, ha hecho declaraciones más contundentes sobre el tema.

Las expectativas sobre el maquillaje, en particular en el centro de trabajo, “tratan de la subordinación de género”, afirma.

“Se somete a las mujeres a estándares muchísimo más rigurosos sobre su aspecto”, notó Rhode al señalar que en Silicon Valley, los principales emprendedores varones en tecnología pueden andar desaliñados, con vaqueros y camiseta, mientras que sus contrapartes mujeres, como Sheryl Sandberg y Marissa Mayer, salen por lo general bien maquilladas.

“Existe el supuesto de que una mujer, de alguna forma, es menos profesional si no usa maquillaje en el trabajo”, consideró Rhode. “Pero, en realidad, es que se somete a las mujeres a un estándar doble, porque se las critica tanto si usan mucho como si usan poco”.

Rhode espera que algún día se separe el maquillaje, o la falta de él, de la competencia.

“Hoy dicté una conferencia y quiero que se me juzgue por el contenido y no por el color de mi lápiz labial”, dijo.

Silverman es otra que usa poco maquillaje pero es más indulgente, pues admite que al hacerlo, como aplicarse un labial brillante, puede reforzar su ánimo.

“Para mí, puedo ser buena directora y manejar un espectáculo en Broadway sin tener que usar maquillaje, pero también es que estoy tras bambalinas. Quizá otra persona lo siente diferente. De hecho, es una decisión”.