Costa Rica tiene la mayor sobrevida al cáncer de mama en Latinoamérica

Estudio internacional destaca que 87 de cada 100 ticas con este tipo de tumor logran vivir cinco años después de su diagnóstico

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Si una costarricense recibe hoy la noticia de que tiene cáncer de mama, es muy posible que en cinco años siga con vida, al igual que el 87% de quienes fueron diagnosticadas en el 2013 y llegaron a esta meta el año pasado.

Estas son las conclusiones del estudio "Hechos y cifras mundiales sobre el cáncer 2018", cuyos datos fueron comentados la mañana de este miércoles por autoridades y especialistas de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).

Según el reporte, que tomó en cuenta a 26 países del mundo y fue elaborado por la Asociación Estadounidense del Cáncer, con respecto a este tipo de tumor, Costa Rica es el país con mayor tasa de sobrevida de América Latina, solo sobrepasado por países como Estados Unidos (90% de sobrevida a cinco años) o Francia e Israel (ambos con 88%).

La sobrevida a cinco años es de los índices más importantes en términos de análisis de la salud pública, pues en gran parte determina eficacia de detección y tratamiento. Cuando se sobrepasan los 60 meses con vida después del diagnóstico las opciones de supervivencia a más largo plazo son mayores.

En algunos casos se considera que la persona puede ya estar curada, en otros, no será así porque el tumor puede estar latente o pudo haber regresado o manifestarse en otro lugar, pero el que la paciente siga con vida marca diferencia en términos de estadísticas de salud pública.

¿A qué se debe esto? El estudio no buscó probar causa y efecto de medidas de los sistemas de salud pública para la sobrevida de los pacientes, pues buscaba ver las características en cada país y compararlas. No obstante, Roy Wong, epidemiólogo de la CCSS, indica que hay varios factores que pueden estar relacionados.

“Costa Rica tiene una mayor sobrevida que otros países por varios motivos: hay más acceso a métodos de detección y tratamientos, hay más conciencia y educación en la población, y los medicamentos ya no son los de hace 15 años, ahora hay medicamentos y tratamientos más específicos para el subtipo de cáncer de mama que tiene la persona”, destacó el especialista.

Dentro de estos factores también hay que tomar en cuenta no solo los servicios de la CCSS, si no los brindados por clínicas y hospitales públicos y los ofrecidos por fundaciones y asociaciones que buscan llevar las mamografías a distintos lugares del país. Esto ayuda a acelerar los procesos de diagnóstico para muchas mujeres, lo que les da mejores posibilidades de tratamiento.

El acceso a métodos de detección temprana incide sobre los números de cáncer. Por año se diagnostican de 1.200 a 1.300 casos nuevos, un número mayor al visto en los últimos años; entre 2000 y 2017 la incidencia (número de casos nuevos por año) ha aumentado un 24%.

Según Wong, esto se debe a que hoy se detectan casos que hace unos años habrían pasado desapercibidos o detectados cuando ya era demasiado tarde.

Otros datos

El cáncer de mama sigue siendo (si eliminamos el cáncer de piel) el más común y mortal para las mujeres ticas. Actualmente, 29 de cada 100 mujeres con cáncer lo presentan en uno de sus senos, y de cada 100 mujeres que fallecen por cáncer, 14 lo hacen por tumores mamarios.

Según proyecciones estadísticas de la CCSS, en nuestro país, una de cada 19 mujeres tendrán este tipo de cáncer y una de cada 77 morirá por esta causa.

No obstante, el impacto en la muerte de personas jóvenes no es alto. Cifras del Sistema Integrado de Vigilancia Epidemiológica del Cáncer (VICA) de la CCSS, señalan que durante los últimos años se ha reducido la mortalidad prematura (en personas de 69 años o menos).

Por ejemplo, el año pasado se dieron 335 muertes de las cuales cerca del 20% ocurrió en menores de 70 años.

En cuanto a los hombres, Wong destacó que se ve uno por cada cien casos en mujeres, por lo que los números usualmente están entre los 12 y 13 por año.

¿Cómo cuidar nuestras mamas?

Hay formas de prevenir y mejorar la detección temprana de tumores en el seno.

El ejercicio y la actividad física, por ejemplo, están comprobados que reducen el riesgo de cáncer de mama y de colon. La recomendación es realizar al menos media hora al día.

Por otra parte, los especialistas aclaran que, aunque el autoconocimiento es importante, el autoexamen en sí mismo es insuficiente como método de detección temprana de esta enfermedad.

Entonces, se recomienda también el hacerse un examen de mamas por parte de un profesional en la salud en cualquier clínica o Ebáis. Ellos están más entrenados para detectar cambios en el cuerpo. Sin embargo, esto, aunque es más certero, tampoco es suficiente.

“Incluso, se ha demostrado que profesionales de la salud que están entrenados para hacer los exámenes mamarios no siempre detectan todos los tumores, hay muchos que son muy pequeños y no se sienten al tacto”, destacó Marjorie Obando, especialista en oncología y asesora de este tema para la gerencia médica de la CCSS.

Entonces, ¿qué hacer? Si su mamá o hermana tuvo cáncer de mama (especialmente si se presentó cuando eran jóvenes) es posible que usted deba comenzar revisiones antes que el resto de la población, pero es mejor que los médicos indiquen cuándo hacerlas.

Si una mujer no tiene antecedentes familiares de este cáncer posiblemente no necesite mayores revisiones antes de los 40 años. Si los tuviera, es probable que le recomienden un ultrasonido cada dos años.

Al llegar a los 40 años se presenta lo que se llama un “terreno gris”, dado que, a nivel mundial, no se tiene un consenso de a cuál edad comenzar con mamografías. Lo mejor es consultar con un médico que le guíe en su caso particular.

A partir de los 50 años se recomienda una mamografía cada dos años, pero, si se detectaran cambios, es posible que el médico le aconseje a la paciente hacerla una vez al año o incluso una vez cada seis meses.

También deben tomarse en cuenta factores de riesgo que incrementan la posibilidad de sufrir este tumor y con base en ello tomar decisiones. Dentro de estos están el fumado, la inactividad física o el sedentarismo, y otros aspectos que también podrían influir, como el no tener hijos y el no haber dado lactancia materna.