El 2016 cierra con un registro bastante agitado para el sector salud: el zika, que se creía un virus sin efectos mayores, surge como una emergencia mundial ante el registro de miles de bebés con microcefalia y otros problemas congénitos.
Ya para noviembre, la emergencia se estaba levantando, pero no porque la enfermedad estuviera erradicada, sino por lo contrario: el virus llegó para quedarse y se necesita de un tipo de estrategia de más largo plazo para atenderla.
Este es uno de los puntos que la Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca en su recuento anual.
Aparte del zika, destacaron las crisis humanitarias en Yemen, Sudán, Nigeria y Siria, así como el paso del huracán Matthew por Haití, Cuba, Bahamas y Jamaica, que dejaron una estela de enfermedades infecciosas, dentro de las que sobresalen brotes de diarreas y males respiratorios graves, los cuales han matado a más de 3.000 personas en estos 12 estos meses.
“La escasez de vacunas en África, el tener menor acceso a la salud por ser mujer o por inequidades sociales, el aumento de muertes asociadas con el licor en Europa, el repunte de problemas auditivos en los niños y las consecuencias para la salud de un medio ambiente contaminado fueron algunos de los desafíos del 2016”, indicó en un comunicado de prensa Margaret Chan, directora de la OMS.
A esto se le debe unir un brote de fiebre amarilla en África y un informe que asegura que el 92% de la población mundial respira un aire que no reúne la pureza necesaria y podría dañar la salud, según criterios de la OMS.
Las buenas noticias. Pero el balance también tiene su lado positivo. El 2016 marcó el final de la epidemia de ébola más larga registrada hasta el momento. Este mal causó la muerte de 11.310 personas en tres países africanos durante los últimos tres años.
Además, en Guinea se empezaron los trabajos de campo para conseguir una vacuna contra este virus, que se caracteriza por fiebre y hemorragias constantes en diferentes órganos.
Europa erradicó la malaria; África, el tétano maternal y neonatal, y el continente americano, el sarampión. En este último caso, la vacunación universal tuvo un papel fundamental, de acuerdo con la OMS.
“Este año fue especialmente bueno en cuanto a control de tabaco, más países incluyeron advertencias en el etiquetado de las cajetillas de cigarrillos y Uruguay ganó una batalla legal a la más grande compañía tabacalera”, afirmó Chan.
La ciencia también generó buenas noticias. Los primeros resultados de la mencionada vacuna contra el ébola ya comenzaron a verse y la primer vacuna contra la malaria marcha a paso seguro.
Además, a finales de noviembre se dio el banderazo de salida del primer ensayo de siete años para una vacuna contra el VIH.
Asimismo, los países más pobres están logrando erradicar o bajar situaciones, como la transmisión del VIH de madre a hijo y las enfermedades contagiadas por insectos que anteriormente significaban un reto para el sistema hospitalario.
Como conclusión, la OMS considera que pese a todos los dolores de cabeza de este año, las buenas noticias pesaron más.