Pueblo puntarenense celebra rescate de su querido templo

Pintura, cambio de cubiertas y nuevo sistema eléctrico son parte de las mejoras

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A 1.000 metros sobre el nivel del mar, una bruma helada abraza a esta “dama” con cuerpo de madera y traje de metal.

La iglesia de San José de Cedral es la “habitante” más antigua de esta pequeña comunidad en el cantón de Montes de Oro, en Puntarenas, y también la más consentida. “Ella ha sido como la gran madre de todo el pueblo y ahora se ve como una muchacha. Quedó de maravilla. Si así lo dejaran a uno, yo me lo pagaba a hacer”, dijo, entre risas, don José Antonio Fonseca, quien ha vivido sus 77 años en ese apacible pueblo agrícola.

Gracias a una inversión de ¢20 millones aportados por el Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura, el templo católico de Cedral fue restaurado y hoy se yergue con elegancia como símbolo de ese poblado puntarenense.

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El dinero se invirtió en el cambio de cubiertas, la sustitución y reparación de piezas de madera dañadas por la humedad y el comején, la pintura general y la instalación de un nuevo sistema eléctrico.

Todo un símbolo. Para los cedraleños, este templo no es solo un sitio para conversar con Dios, sino una extensión de sus propias vidas desde que la saludan por primera vez hasta que se despiden de ella.

“¿Qué no hemos vivido en esta iglesia? De todo: bautizos, primeras comuniones, bodas, funerales. Me cuentan que un primo hermano mío vino a buscar a mi papá que trabajaba aquí, para avisarle que yo ya estaba por venir al mundo”, relató Fonseca.

Si bien no existe documentación histórica que confirme la fecha de construcción de la iglesia, un estudio del Centro de Patrimonio estima que el edificio fue erigido entre 1927 y 1937.

“Este templo es un ejemplo de una tipología de arquitectura vernácula muy común en las zonas rurales de Costa Rica. Es una estructura de madera con forros externos en hierro galvanizado para garantizar protección contra la lluvia y la humedad”, explicó el jefe del Área de Arquitectura del Centro de Patrimonio, Adrián Vindas.

Las paredes, columnas, pisos, puertas y techos son de una madera de una zona que debe su nombre a la abundancia de árboles de cedro. También se utilizó madera de almendro, quizarrá y colpachí.

La iglesia fue levantada por los mismos habitantes del pueblo con técnicas constructivas tradicionales. Las maderas se traían de la montaña con ayuda de carretas jaladas por bueyes.

Esmero en los detalles. De acuerdo con Vindas, el diseño del templo es modesto; sin embargo, denota un esmerado trabajo manual. “El encaje alrededor de la cornisa, así como las ornamentaciones en puertas y ventanas denotan un fino trabajo artesanal”, dijo.

Según consta en el documento del Centro de Patrimonio, a lo largo de los años se le han hecho algunas reparaciones. Una de ellas fue en 1963. “Dos horcones estaban dañados y hubo que cambiarlos. Esas maderas son de aquí y fueron cortadas con sierra de mano porque en esa época no había electricidad”, recordó Hugo Fonseca, de 74 años.

La iniciativa para rescatar la iglesia surgió de esta comunidad que congrega a unas 470 personas. “No íbamos a dejar que demolieran este templo que es como la cédula de identidad de Cedral. Por eso, desde el año 2000 nos acercamos al Centro de Patrimonio para pedir la declaratoria, la cual se dio en el 2010. Nos llena de alegría verla por fin restaurada”, dijo Ana Iris Cruz, de la Asociación de Mujeres de Cedral.