Joyas patrimoniales se deterioran por falta de recursos

Problemas de dinero y personal técnico especializado profundizan los daños causados por el paso del tiempo en construcciones públicas y privadas, declaradas como patrimonio arquitectónico

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Costa Rica posee 396 edificios declarados patrimonio histórico y arquitectónico. Están incluidas construcciones públicas y privadas entre las que viviendas, escuelas, centros de salud, templos, estaciones de ferrocarril, teatros y centros de recreación.

Todos son inmuebles con un valor simbólico para la historia, la cultura y el arte de Costa Rica. Sin embargo, protegerlos del paso del tiempo y las condiciones de humedad del país se vuelve cada vez más difícil para las instituciones responsables, que no cuentan con presupuesto suficiente o personal técnico calificado para las necesidades de cada edificio.

Por eso el mantenimiento es muy desigual. Así como hay construcciones bien conservadas, hay otras con daños evidentes pero subsanables y una minoría de edificios que se encuentran casi en abandono, los cuales requerirían una importante inversión para su rescate.

Según la Ley de Patrimonio Histórico Arquitectónico (7555), los dueños de los edificios son los encargados de la restauración. En algunos casos, estos responsables son familias, y en otras, instituciones públicas o empresas privadas.

No obstante, propietarios consultados por La Nación coincidieron en que conservar y mantener la vida útil de estos inmuebles no solo es más caro, sino que también se necesitan profesionales especializados, difíciles de hallar en el país.

Las reparaciones usuales en cualquier construcción son más delicadas en estos edificios, pues muchos de ellos tienen más de 100 años. Estas restauraciones, además, deben respetar el valor artístico, histórico y arquitectónico del edificio, lo cual pueden encarecer los arreglos por los materiales que deben conseguirse.

El Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (CICPC), del Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ) es el encargado de velar por la preservación de estas edificaciones, así como de dar guía y apoyo a los propietarios, aunque sin aportar fondos.

Cada familia, empresa o institución pública debe presupuestar las reparaciones necesarias, respetando la originalidad del edificio.

“La ley de Patrimonio establece que las instituciones estatales están en la obligación de programar, en sus presupuestos ordinarios, partidas para el mantenimiento de los bienes declarados. Lo ideal es que haya partidas específicas para edificios patrimoniales”, expuso el arquitecto Adrián Vindas Chaves, jefe de la Unidad de Patrimonio Histórico y Arquitectónico.

En estos casos, el CICPC se acerca a las instituciones que tienen edificios de este tipo para recordarles esa obligación.

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La ‘casona de La Sabana’

La Antigua Estación Inalámbrica, mejor conocida como “la casona”, en el Parque Metropolitano La Sabana, junto al Estadio Nacional, es uno de los lugares que el Centro de Patrimonio destaca por los problemas de mantenimiento.

Este edificio fue construido en 1923 con bahareque; albergó el telégrafo y la telefonía hasta 1936. Después, entre 1940 y 1955, se usó para el aeropuerto La Sabana. Posteriormente, fue la casa del guarda del Estadio Nacional y las oficinas de los Boy Scouts durante 15 años. También ha servido como bodega de la Fedefútbol.

Presenta desgaste en el techo y en algunas paredes. Desde finales de 2010 hay planes de restauración que no se concretan.

Kimberly Díaz Brenes, arquitecta del Instituto Costarricense del Deporte (Icoder), señaló que tienen un plan de contingencia para restaurarla y ponerla en funcionamiento.

“El estado no es crítico en comparación con otros edificios. El trabajo que debe hacerse es principalmente en los techos. El bahareque, a pesar de ser una obra de hace muchos años, no está en condiciones tan críticas. Hay que resanar una que otra pared, pero no hacerlas nuevas”, aseguró.

Según ella, con arreglar el techo y pintar las paredes ya tendría “otra cara”. En este momento se está haciendo un plan de costos.

El Icoder tiene la propuesta de dejar la fachada con el mismo aspecto y luego de restaurarla darla en concesión para una cafetería. El CICPC ya recibió una presentación de los planes. Una vez que se reciba el visto bueno, se pedirían los permisos para restaurarla.

Realizada esa labor, el mantenimiento sería riguroso, pero al ser una edificación pequeña, el seguimiento es fácil.

La Centeno Güell

La Escuela Fernando Centeno Güell, en Guadalupe, no solo tiene un valor arquitectónico grande, también uno histórico, ya que ahí se ubicó la primera escuela de enseñanza especial de Costa Rica.

Patrimonio busca plantear una reconstrucción integral, pues los edificios más antiguos quedaron en desuso.

Daniel Antonio Madrigal Sojo, vecino de la zona y quien por años trabajó en la Municipalidad de Goicoechea, ha interpuesto recursos de amparo para clamar por la restauración del edificio, especialmente la sección conocida como “la casona”, la parte más emblemática.

El 24 de julio de 2022, la Sala Constitucional declaró con lugar una de las gestiones. La sentencia le dio al Ministerio de Educación Pública (MEP) 18 meses para solucionarlo, plazo que se cumplió en diciembre.

“Lejos de hacerse el arreglo, se deterioró más, entonces presenté un recurso de desacato a la resolución y la Sala lo reconoció así”, recalcó el recurrente.

En la resolución N° 22-010875-0007-CO, se le ordenó al MEP pronunciarse.

Ante una consulta de La Nación, Lourdes Sáurez Barboza, directora de infraestructura del MEP, indicó que el recurso de amparo fue contestado y se entregó un cronograma de atención de “la casona”.

Por su parte, el jefe de la Unidad de Patrimonio Histórico y Arquitectónico, afirmó que se ha trabajo directamente con el MEP, pero todavía faltan labores.

“El Centro de Patrimonio ha insistido hasta la saciedad para que se haga una restauración del inmueble. El estado de conservación no es malo, las maderas están libres de comején, pero tiene un problema de desnivel. Es un edificio hecho con muy buenos materiales, vale la pena restaurarlo para que no se deteriore más”, comentó Adrián Vindas.

Dentro de los trabajos necesarios están el enderezado de los niveles, el cambio de piezas que están dañadas, y el reforzamiento de las ventanerías y cubiertas.

Sáurez subrayó que las edificaciones de mayor antigüedad del inmueble y que presentan la mayor parte de los problemas en sus sistemas recibirán una reconstrucción total. Estas secciones están parcialmente inhabilitadas por órdenes sanitarias.

“Para estas intervenciones se cuenta con parte del financiamiento para iniciar los procesos de contratación de diseño este año”, adelantó Sáurez.

Otros edificios

La Escuela Ascensión Esquivel, en Liberia, Guanacaste, es otra de las edificaciones del MEP que tienen problemas de mantenimiento, de acuerdo con Patrimonio.

En el caso de este centro público, así como de varios privados, “el cuidado es coordinado con Patrimonio. Actualmente se está realizando un inventario de obras para establecer el plan de trabajo”.

Otros edificios en los que el mantenimiento debe reforzarse son el Antiguo Correos y Telégrafos de Juan Viñas (a cargo del Ministerio de Seguridad Pública), la Casa Bautista en Limón y el edificio American Expeditions en San José.

Opciones de financiamiento

Hay mecanismos excepcionales para conseguir fondos para restauración. Uno es el Certamen Salvemos Nuestro Patrimonio, el cual otorga dinero para la reparaciones de edificios, según la propuesta presentada. Para este año, el CICPC anunció que se escogerán dos proyectos, cada uno obtendrá ¢125 millones para los trabajos. Entre 1997 y 2023, se han beneficiado por esta vía 26 edificaciones.

Patrimonio también ha brindado apoyo económico y de profesionales en ocasiones muy puntuales.

“Si nosotros pudiéramos lo haríamos y colaboraríamos con el propietario. Se ha hecho en casos donde el patrimonio está en indefensión, pero la responsabilidad es del propietario”, manifestó Vindas.

Los dueños consultados indicaron también que lo ideal, para evitar obras más onerosas sería pensar en restauraciones preventivas que eviten problemas. Sin embargo, no es sostenible para las instituciones.