El resucitado y los santos hacen fila para restauración en taller de Moravia

Estos días son ajetreados en el taller de la Librería Católica de Moravia, pues son muchas las imágenes que requieren un toque de cariño y color

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La Semana Santa no sería la misma para el catolicismo sin las imágenes que se ven en las procesiones o se quedan en los templos para recordar y conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Sin embargo, el paso del tiempo, el sol que soportan algunas y uno que otro accidente obligan a rescatar a muchas de ellas. La Librería Católica de Moravia tiene un taller dedicado específicamente a esa tarea.

Hazel Sánchez es especialista en la restauración de imágenes que, en su mayoría proceden de parroquias y templos, aunque también vienen algunas de negocios y viviendas.

Al taller llegan imágenes de todo tamaño y tipo. Desde crucifijos muy tradicionales para recordar los hechos del Viernes Santo hasta de los santos que acompañan a Jesús Nazareno en las procesiones. Estos últimos tienen la particularidad de que, para ser notados en medio de la multitud, son de grandes dimensiones, lo que obliga a los restauradores a usar escaleras para estar “cara a cara” con la figura que trabajan.

Sánchez no trabaja sola, pues no podría dar abasto con la demanda que comienza a acrecentarse semanas previas a la Semana Mayor y que se mantiene en los primeros días santos. Este 3 de abril, por ejemplo, La Nación la encontró laborando con María del Carmen Camacho.

En el taller se realizan desde reconstrucciones mayores hasta retoques de pintura. Estos últimos, por cierto, deben ser llevados a cabo de forma minuciosa, detallada y respetando los colores originales de la imagen.

Las imágenes que se trabajan para Semana Santa no solo se relacionan con la crucifixión. El Señor del Triunfo, o el Resucitado también deben estar listos para el domingo, por lo que varias parroquias dejaron sus encargos de imágenes de diferentes tamaños para procesiones, misas y otras celebraciones.

Aunque la labor de esta época es la más intensa del año para las restauradoras de imágenes, en el taller no hay cansancio, pues aquí el arte y la creatividad se combinan con la devoción. Además, ellas saben que muchos fieles apreciarán su trabajo.