Antiguo templo de Puriscal renacerá como ruina patrimonial

En 1990, un enjambre sísmico afectó la estructura y desde entonces no se usa; fue declarado como patrimonio ya en ruinas y se salvó de órdenes de demolición

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En 1990 fue la última vez que se celebró una misa en el antiguo templo de Santiago Apóstol, en el centro de Puriscal. Hace 34 años, un terremoto, seguido de un enjambre sísmico, dañaron la edificación y desde entonces no se permite el uso, por lo que la comunidad levantó otro edificio para sus oficios religiosos.

La estructura del viejo templo, sin embargo permanece en pie, mientras árboles y ramas la envuelven evidenciando el paso del tiempo y el olvido. Ahí nadie entra, pues portones y candados lo impiden.

Esta historia podría cambiar pronto, pues un proceso de restauración comienza a tomar forma en el papel. El inmueble no volverá a usarse como templo, pero serán ruinas protegidas y admiradas, como ocurre con las ruinas de Santiago Apóstol, en Cartago, o las de Ujarrás, en Paraíso.

Así lo confirmó la Arquidiócesis de San José, por medio de su Departamento de Comunicación, al indicar que la antigua parroquia será modificada con la asesoría del Centro de Patrimonio, del Ministerio de Cultura. Se harán demoliciones específicas y sectorizadas para darle estabilidad.

Este viernes, la arquidiócesis informó de que se está a la espera de la designación de los profesionales del Centro de Patrimonio encargados del estudio que determinará las obras necesarias para dar seguridad a la estructura y restaurar lo que haga falta para recibir visitantes.

Una vez concluidos los trabajos, este se convertiría en un espacio turístico y de aprovechamiento cultural. Su construcción data de entre 1936 y 1965.

Para Adrián Vindas Chaves, jefe de la Unidad de Patrimonio Histórico-Arquitectónico del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (CICPC) y uno de los principales propulsores de la idea, esto es lo más indicado.

“Como ruina tiene un valor histórico, arquitectónico y artístico grandísimo”, declaró, al tiempo que confirmó que al haber sido declarado patrimonio cuando ya era ruina, no procede volverlo a habilitar como templo.

El terreno ya fue limpiado de maleza y los jardines ya fueron chapeados.

De acuerdo con Vindas, luego de la limpieza, el siguiente paso consiste en correr las mallas hacia adentro, para que la población tenga acceso a las aceras y a alguna zona verde.

Las fases siguientes, así como el plazo de ejecución de la obra y sus costos, dependen de lo que arroje el estudio que hagan los especialistas en patrimonio.

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El templo que estuvo a punto de demolerse

Durante años, esta estructura estuvo a punto de demolerse. El 11 de agosto de 2009, cuando el terremoto y enjambre sísmico ya sumaban casi dos décadas en el recuerdo, una orden sanitaria instruyó a la arquidiócesis de San José demolerla.

Sin embargo, un grupo de vecinos y otros interesados buscaron la declaratoria patrimonial para salvarla de la destrucción. Tres años después, el 3 de agosto de 2012, el Centro de Patrimonio Cultural declaró las ruinas del templo como patrimonio histórico y arquitectónico.

Dicha designación obliga al dueño (temporalidades de la arquidiócesis de San José) a “conservar, preservar y mantener adecuadamente el inmueble”. Con ello la demolición se detuvo.

Habían transcurrido 12 años desde entonces y el templo y la situación que lo envolvía hacía que no se hubiera ni demolido ni restaurado de alguna forma.

Mauricio Solano Vargas, párroco de Puriscal, narró que incluso había recibido cartas de Salud recordando la orden de demolición, pero las remitió al obispo, quien era el más indicado para encargarse.

“Ese templo quedó en el centro de dos leyes que parece que no se pueden mover. Aunque esté declarado para demolición, Patrimonio lo protege. Yo no sé para qué lado coger, porque tampoco está declarado en abandono”, manifestó.

Sin embargo, a partir de 2023 las cosas tomaron un nuevo rumbo, más encaminado a la restauración. El obispo auxiliar, Daniel Blanco Méndez, y la abogada de la arquidiócesis estuvieron en reuniones con el Ministerio de Cultura para buscar acuerdos. Luego de varios encuentros desde el año pasado, la propuesta se fortalece.

Estas reuniones llevaron a Solano a tomar acciones a las que antes no se había atrevido, como hacer una limpieza a fondo de los jardines y zonas aledañas, aunque sin ir más allá.

Con los acercamientos el plan ha adquirido forma. Según información enviada por la Dirección de Comunicación de la arquidiócesis, las últimas comunicaciones emitidas por Salud, a inicios de 2023, ya no veían la demolición como la única opción.

Se les presentó la alternativa de “mantener la edificación, elaborando un plan remedial de reparación o construcción del templo. Este plan incluye un análisis estructural del inmueble por parte de un profesional en Ingeniería estructural, colegiado al CFIA” (Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos).

“Aquí podríamos optar por reparar, reconstruir o modificar la estructura”, expresó la arquidiócesis de San José, por medio de la oficina de prensa.

El 8 de mayo de 2023, el Ministerio recibió la respuesta de las autoridades religiosas según la cual, el templo sería conservado.

La Nación envió consultas a Salud para conocer si se han dado revisiones posteriores a esa decisión. A través de la oficina de prensa, se indicó que están a la espera de la respuesta del Área Rectora de Puriscal.

¿Por qué se quería demoler?

En las comunicaciones de Salud, se habla de estado de ruinosidad y peligrosidad de la estructura, que se ha agudizado con el paso del tiempo.

Para Vindas, la demolición nunca debió ser opción.

“Los ingenieros del Ministerio de Salud asumieron una posición muy estricta con respecto al estado de conservación de las ruinas de Puriscal, precisamente porque determinaron que podía colapsar en cualquier momento. Han pasado 34 años y sigue en pie. (...) El edificio no se va a caer. Había quienes decían que se iba a venir la torre y a caer encima de la gente. Eso no va a pasar”, aseveró.

El funcionario recordó que se trata de un edificio “moderno”, pues tiene varillaje y concreto, por lo que, si se desploma alguna pared o elemento, se va a quedar colgando de las varillas. Según dijo, no es como botar un árbol, que se vendría completo.

Vindas indicó que los análisis de patrimonio revelan un desplazamiento a raíz de una falla geológica que pasa en medio del edificio, pero eso no ha generado debilitamiento estructural en las partes que están en pie.

“Lo que sí hemos notado que más ha dañado el edificio es el poco, escaso o nulo mantenimiento que ha tenido, donde han crecido árboles gigantescos en las paredes, que esos sí son peligrosos y debilitan la estructura”, expuso.

Las opciones que dio Salud, la disposición de la arquidiócesis y la propuesta del Centro de Patrimonio llevan a lo que un día fue el principal templo de Puriscal a renacer con otras funciones, y ser ruinas patrimoniales que se conviertan en un punto de visita, como las de Cartago o Ujarrás.