Mónica Alvarado:‘Pensaron que iba a morirme, pero hoy tengo buena salud’

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Si tener un hijo en la adolescencia ya complica la salud de la mujer y del bebé, tener dos pone el camino aún más cuesta arriba.

Este es el caso de Mónica Alvarado, quien, a sus 16 años de edad, dio a luz gemelas.

El embarazo fue difícil. Ella era una joven muy sana, pero su salud se complicó en las primeras semanas de gestación.

La joven tuvo preeclampsia (hipertensión inducida por el embarazo). Además, una de sus hijas le presionaba constantemente un riñón, y, en el momento del parto, sufrió fuertes hemorragias.

Sus hijas nacieron con un retardo mental y una de ellas también tiene autismo.

“Yo me enteré del embarazo cuando ya tenía como tres o cuatro meses. Tuve presión alta durante casi todo el embarazo, muy alta”, comentó esta joven de 24 años, cuyas hijas ya tienen ocho años de edad.

Los especialistas señalan la necesidad de vigilar los embarazos a edades tempranas.

“Al ser tan jóvenes, el cuerpo no ha terminado de desarrollarse como para tener una vida gestándose dentro de ellas. Esto aumenta el ritmo de circulación sanguínea y, con ello, la presión arterial, por lo que debe vigilarse dentro del parto”, comentó la ginecóloga Flora Rojas.

“Si se tiene un embarazo gemelar, la situación es peor y el riesgo de preeclampsia es el doble, porque el organismo debe atender a dos bebés”, añadió.

La salud de Alvarado tampoco fue la ideal después del parto, pues tuvo hemorragias muy fuertes y estuvo, incluso, en cuidados intensivos durante cuatro días y hospitalizada tres semanas más.

“Tres días después de la hemorragia me encontraron convulsionando en mi cama y me llevaron al hospital. Estuve en cuidados intensivos muy grave. Hasta le dijeron a mi mamá que preparara mi entierro, pues creyeron que iba a morirme”, comentó la joven.

En control. Para Rita Peralta, ginecóloga a cargo de la Clínica del Adolescente del Hospital Calderón Guardia, un control prenatal riguroso ayuda a contrarrestar todos los riesgos de tener un embarazo a esa edad, pero hay casos más complejos que otros.

“El control puede irnos diciendo cómo está su presión, su peso, su nivel de azúcar, si hay hemorragias. Si eso se ve a tiempo, podemos actuar y evitar complicaciones mayores”, dijo Peralta.

El problema, según la especialista, es que las jóvenes llegan tarde al control y algunas pierden citas.

“La única forma de tener un control riguroso y evitar secuelas es que las muchachas asistan a todas sus consultas desde el principio del embarazo. Si comienzan el control tarde o faltan a las citas, es más difícil cuidar su salud”, aseguró.