Tortugas gigantes de Galápagos aún no migran según cambio climático

Estudio muestra que, a diferencia de otras especies migratorias, estas tortugas no utilizan como patrón las transformaciones en el tiempo. Investigadores averiguan si esto tendría impacto en el ecosistema

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El cambio climático afecta la migración de diferentes especies: pájaros, insectos y otros animales cuyas actividades dependen de ciertas temperaturas o condiciones climáticas.

Todos, o casi todos, han visto sus ritmos migratorios afectados para así mantener su supervivencia, calidad de vida y aportes al ecosistema.

No obstante, un estudio de la Asocación Ecológica de Estados Unidos indica que este no es el caso de las tortugas gigantes de las islas Galápagos en Ecuador y esto llama la atención de los investigadores.

Según comentan los especialistas, en la época fría y seca, las tierras cerca de territorios volcánicos están muy nubladas y presentan neblina. Esto ayuda a que la vegetación crezca aunque no haya lluvia. Pero esto no sucede en los terrenos más llanos, en donde no hay neblina no hay vegetación en algunas épocas del año.

Usualmente, las tortugas gigantes adultas pasan la temporada seca en las regiones altas para poder alimentarse con esa vegetación y luego van a las zonas bajas y más cálidas cuando la época lluviosa comienza y hay mayor vegetación en la zona.

Esto es vital para la dinámica del ecosistema. Las tortugas son llamadas popularmente “las jardineras de Galápagos”, pues son las responsables de, a través de su migración, llevar con ellas semillas de árboles y plantas y diseminarlas por las islas.

Los investigadores señalan que estas tortugas normalmente utilizan las mismas rutas migratorias año con año, pues es donde ya saben que tienen las condiciones óptimas de temperatura y disponibilidad de comida.

El momento en el que se hace esta migración es esencial para mantener altos sus niveles de energía, y el cambio climático podría interrumpir las habilidades de estos animales para migrar en el momento correcto.

El reporte, publicado en la última edición de la revista Ecology, tenía como objetivo ver cómo afecta el cambio climático la migración de las tortugas.

“Teníamos tres objetivos principales. Uno era determinar si las tortugas ajustan el tiempo de su migración a las condiciones ambientales. El segundo era saber que, si eso era así, qué pistas utilizaban para ajustar el momento idóneo para migrar.

Y el tercer objetivo era saber cuáles eran las consecuencias de la migración y el momento en el que se hacían para la migración de las tortugas”, explicó en un comunicado de prensa Guillaume Bastille-Rousseau, autor principal del documento.

Pero para la sorpresa de los científicos, la migración no está asociada a condiciones de neblina, lluvia y temperatura. De hecho, si las condiciones están muy áridas esa no es una variable que esté relacionada con el momento de migrar. Los investigadores señalaron que en este momento desconocen si las decisiones sobre la migración se basan en la memoria de cómo eran las condiciones hace unos años o si simplemente no saben “leer” las condiciones climatológicas actuales.

“El tiempo de migración de las tortugas sí ha fluctuado durante los años, incluso a veces varía hasta dos meses de diferencia. Esto indica que la migración de las tortugas no va de acuerdo con las condiciones del ambiente. Por ejemplo, las hembras deben tomar decisiones relacionadas con empollar y cuidar huevos y nuevos críos. Aún nos queda mucho por aprender”, evidenció Batille-Rousseau.

Impacto

¿Cómo impacta esto en la salud de las tortugas y en el ecosistema de Galápagos? De acuerdo con el reporte, esto todavía no tendrá un impacto fuerte para la salud de la especie.

Esto se debe principalmente a su esperanza de vida, pues la más corta es de unos 100 años (pero puede durar incluso el doble o triple) y a sus cuerpos de grandes dimensiones. Por lo tanto, un mal momento de migración no tiene consecuencias tan perjudiciales como para animales con una vida más corta.

¿Por qué? Debido a estas características de tiempo de vida y tamaño, las tortugas gigantes pueden pasar sin comer un año y sobrevivir, algo que no sucede con especies más pequeñas y con un rango de vida menor.

El cómo afectará esto al resto del ecosistema aún no se sabe, pero es posible que se vean consecuencias en un futuro. Como, por ejemplo, que algunos árboles no germinen o no crezcan debido a las condiciones climáticas en las que sus semillas fueron llevadas al sitio por las tortugas.

“Nuestra preocupación es hacia el futuro. La migración de esta forma no es una estrategia óptima para las tortugas gigantes. Puede darse una reducción en el número de individuos durante estos movimientos y esto tendría consecuencias para todo el ecosistema. Aún debemos esperar para ver las consecuencias”, concluyó el científico.