Polémica rodea festival de carne de perro en China

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Pekín

China celebró este martes la edición más polémica de su mayor festival de carne de perro, el de la ciudad meridional de Yulin, con una fuerte presencia policial y mediática en medio de las crecientes protestas a nivel local e internacional para poner fin a esta tradición.

Los vendedores y restaurantes ocultaban en días previos la palabra "perro" de los carteles que les identificaban; sin embargo, en el marco de la celebración desde primera hora numerosos agentes de uniforme y de paisano se paseaban por el mercado.

El ambiente era tenso en Yulin. Sus habitantes y los ciudadanos que se desplazaron de otras partes de China mostraban su desacuerdo con la presencia de periodistas y defensores de los animales, y defendían su derecho a celebrar esta tradición.

LEA: Disputa en China por festival de degustación de carne de perro

Diversos grupos de activistas se acercaron al mercado donde los perros se hacinan en pequeñas jaulas para liberar a algunos de ellos, pagando de 500 a 700 yuanes (de $76 a $106) por animal a los comerciantes.

A pesar de las disputas, no se produjo ningún altercado y los asistentes al festival pudieron celebrar una vez más el solsticio de verano comiendo carne de perro, movidos por la creencia de que ayuda a combatir el calor estival y es beneficioso para el cuerpo.

Entre 2.000 y 4.000 perros fueron sacrificados, tradicionalmente apaleados con barras de metal. No obstante, la cifra total es mucho mayor, por la cantidad de animales que murieron antes, según confirmó Humane Society International (HSI), uno de los grupos líderes en la lucha contra el comercio de estos animales en China.

Los activistas no solo denuncian la práctica de comer carne, sino también el maltrato al que son sometidos en esta celebración y el hecho de que el festival ayude a promover un mercado ilegal que opera por todo el país.

De acuerdo con HSI, de los miles de perros que morirán en Yulin, la mayoría son mascotas de compañía robadas o animales callejeros de dudosa higiene, provenientes de múltiples zonas de China.

El Gobierno sigue permitiendo este acontecimiento, aunque trata desde hace unos años de distanciarse, mientras aumenta la presión nacional e internacional.

Este año, los activistas presentaron en Pekín 11 millones de firmas de ciudadanos de todo el mundo para poner fin a esta celebración, y un estudio oficial reflejaba que el 64% de los ciudadanos chinos también apoya su prohibición.