Aparte de los atropellos, envenenamientos y agresiones con machete, los animales de la calle, e incluso los silvestres, se siguen enfrentando con viejos abusos como golpes y patadas, además de quemaduras con agua caliente.
“Muchos son espantados de las casas con agua hirviendo o líquidos que les causan lesiones severas o quemaduras. Entonces, se les deteriora la piel y pierden el pelaje”, explicó Mauricio Jiménez, director del Hospital de Especies Menores de la Universidad Nacional (UNA).
De acuerdo con el especialista, un alto porcentaje de los animales del bosque sufre traumatismos con arma blanca o con rifles de balines, principalmente, porque al acercarse a las propiedades, la gente teme que entren a comerse las gallinas o a hacer algún daño.
A esto se suman actividades como las quemas y la caza, que ahuyentan a las especies de su hábitat y hacen que emigren a zonas urbanas en busca de alimentos.
“Por eso es que se dan muchos atropellos en zonas boscosas y en lugares que no necesariamente son parques nacionales, sitios donde hay carreteras que los animales intentan cruzar para pasar al otro lado del bosque”, contó Jiménez.
Aunado a lo anterior, se encuentran las electrocuciones en cables de electricidad, sobre todo de ciertos tipos de monos y de osos perezosos.
A veces, añadió el especialista, se cortan las ramas para dar mantenimiento a las líneas eléctricas, y los animales se electrocutan al agarrar los cables. También mueren porque, al no tener ramas de las cuales agarrarse, bajan a la calle y son atropellados.
Especies como zarigüeyas, osos perezosos, mapaches, pizotes, monos, iguanas, serpientes y hasta dantas son de las más afectadas en estos casos.