Biólogos especialistas en bioacústica llegan a fincas cafetaleras y colocan grabadoras en diferentes puntos. Estos aparatos captarán los sonidos de las aves que llegan, su riqueza y su variedad; es “escuchar” la sostenibilidad.
Esto es parte de la iniciativa llamada Our Coffee, Our Birds (Nuestro café, nuestros pájaros) en la cual los caficultores trabajan de la mano con un proyecto de la Universidad de Cornell en Nueva York junto con la empresa Nespresso, que se desarrolla en Costa Rica, Colombia y Nicaragua.
“Colocamos grabadoras para grabar cuatro horas en la mañana y cuatro horas en la tarde por un mes. Son grabaciones gigantes, gigantes, gigantes de lo que llamamos el coro de la mañana y el coro del atardecer, son las horas en las que las aves son más activas”, explicó la bióloga Ingrid Molina Mora, coordinadora del proyecto.
Este registro les facilita información para el análisis, y detectar, por ejemplo, cómo cambia la actividad y la detección de las aves antes y después de la aplicación de agroquímicos.
La técnica permite que la investigadora no tenga que estar en todo momento en la finca. Los audios de las grabaciones se procesan en un programa especial en donde salen en forma de gráficos visuales que le ayudan a detectar cuáles son las especies de aves.
Sin embargo, esta es solo una ayuda. Ella, con su oído entrenado luego de años de estudio, analizó durante horas una parte pequeña de esas grabaciones. Sin embargo, las grabaciones le permiten escuchar aves de varias zonas.
“Ahorita confiamos más en nuestros oídos que en un programa de Machine Learning (aprendizaje de máquinas), por ejemplo. Prefiero mis oídos para identificar qué ave es. Podemos comparar cuántas aves se escuchan en un área sostenible versus una que no lo es. Nosotros hemos escuchado ambas y sí se nota la diferencia, la sostenibilidad se oye más”, indicó Molina.
Ellos trabajan con 40 fincas en el Valle de Occidente, Heredia, Alajuela, Acosta, Aserrí, León Cortés, Valle de Orosi y Coto Brus. Lo que se escucha permite dar un diagnóstico de la población de aves y dar recomendaciones sobre qué hacer para aumentar la cantidad de individuos.
El proyecto comenzó en el 2019 con talleres para productores y una guía para las escuelas aledañas. También se financiaron tesis de licenciatura y maestría de estudiantes de Biología.
Para Viviana Ruiz Gutiérrez, bióloga del Laboratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell, el papel de los cafetales es decisivo en la población de aves, tanto residentes como migratorias.
“Todo el café que se está degradando es por dos razones: desarrollo urbano y el cambio climático. El peligro es que hay una especie endémica, el pinzón cafetalero, y solo en fincas de café se encuentra. Y es en la zona de Santo Domingo, en la zona de Los Santos, todo este café está desapareciendo y está degradándose por cambio climático. Hay otras zonas donde hay sequía, como San Vito. Hemos perdido mucha biodiversidad porque nos hemos desecho de nuestros cafetales y hemos realmente “pelado” nuestro país”, argumentó Ruiz.
De acuerdo con la especialista, estos cafetales son críticos para las aves migratorias, porque el café y las zonas de biodiversidad más grandes del mundo tienen un traslape casi intacto, porque son de elevación media. Entonces, dijo, ahí también la agricultura tiene un papel muy importante para salvar nuestra biodiversidad.
¿Cómo preservar las aves de los cafetales?
Los talleres se han dado en las fincas donde Nespresso tiene participación, que es con las de ECOM Agroindustrial y Volcafé. Dentro de las medidas que se les pide a los caficultores están sembrar más flores y plantas ornamentales, algo que no se ve necesario para la producción del grano, pero sí para atraer aves. Otra recomendación es no eliminar los árboles “huecos” o que ya murieron.
“A los caficultores les decimos que dejen los árboles muertos ahí, si no hay un peligro para la seguridad. Les juramos que si los dejan van a ver tucancillos verdes y pericos anidando. Y es cierto, ellos nos lo cuentan. Lo mismo pasa si no cortan tanto el zacate”, enfatizó Ruiz.
Según relató, así ocurre y les comparten fotos.
Los productores, además, comenzaron a abrir sus fincas con el doble propósito de turismo especializado en aves (que atrae al 12,3% de los turistas que llegan por vía aérea a Costa Rica) y turismo de café.
Esa posibilidad se suma al beneficio de la presencia de aves en control de plagas, polinización y aumento en el número de especies.
Molina es consciente de que los cafetales son de los lugares que presentan una gran oportunidad para atraer aves. Esto es especialmente cierto en los sitios más urbanos, en donde bastantes cafetales ya no existen porque han dado paso a nuevas urbanizaciones.
“Son los cafetales los que están salvando la biodiversidad urbana. En los talleres repetimos que hay mucha de la fauna del Valle Central que sobrevive y resiste gracias a los cafetales”, resumió.
Por esta razón es necesario, según las investigadoras, tener fincas de café sostenible para que haya mayores probabilidades de atraer mayores poblaciones de aves.
Proyectos comunales
Los proyectos no solo van hacia las fincas cafetaleras, los productores y los trabajadores. También se hacen charlas con líderes comunales y con las escuelas.
En las escuelas cercanas a estas fincas se tienen programas transversales de estudios que no solo van hacia una materia en específico, porque se ve no solo la parte científica y ambiental, también se les pide hacer coplas, cuentos y redacciones para la materia de Español. También, en Estudios Sociales se aborda del tema de la migración y los trabajadores temporales.
La concepción de este proyecto indica que conocer más de las aves y adoptar prácticas para que regresen a los cafetales tiene beneficios no solo para los ecosistemas, también puede ser una forma de sustento económico para los productores, que pueden ver otras opciones en el turismo, en la fotografía o en el desarrollo de negocios aledaños a la producción cafetalera de forma sostenible y con mayor biodiversidad.
“El café es culturalmente algo muy nuestro, era muy biodiverso y ahora ya no. Hemos perdido mucha biodiversidad porque nos hemos desecho de nuestros cafetales y hemos realmente ‘pelado’ nuestro país. Pero este proyecto nos devuelve esperanza de tener producción de café que sea amigable con las aves y pueda tenerlas más cerca”, subrayó Ruiz.