Costa Rica tiene baja calificación en protección de sus aves

Investigadora tica de la Universidad de Cornell en Nueva York creó junto con su equipo una ‘libreta de calificaciones’ sobre los cuidados para las aves, tanto migratorias como residentes

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Si existiera un sistema de calificaciones para medir la protección que se les da a las especies de aves, Costa Rica tendría, en promedio, un 55. Si se compara con las notas de la escuela, la calificación no alcanzaría para aprobar la asignatura.

Si nos enfocamos en las especies que son de preocupación para la conservación, la nota baja a 48,5, un puntaje que ni siquiera llega a la mitad. Un promedio entre ambos rubros daría un 51,75, pero como las especies de preocupación están incluidas en el primer rubro (todas las especies), el 55 proporciona una idea general.

“Lo que quiere decir es que, si escogemos un lugar al azar en Costa Rica, en promedio, el país está protegiendo al 55% de su biodiversidad potencial de aves. Hay lugares que están más intactos, otros que están más degradados, pero en general es eso”, destacó la bióloga costarricense Viviana Ruiz Gutiérrez, quien tiene un doctorado en Ecología cuantitativa y poblacional y es investigadora de la Universidad de Cornell, en Nueva York, Estados Unidos.

Esta calificación mide el progreso de la biodiversidad. El puntaje surge de una “libreta de notas” creada por la Universidad de Cornell en conjunto con el Incae, que busca medir la protección que cada país le da a las aves.

Nuestro país es el primero en obtener este puntaje, pues la riqueza de información permite crear su tarjeta de forma completa. El Incae, comentó Ruiz, hizo el índice del progreso social y esta “libreta de notas” tiene un enfoque similar.

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En la calificación puede verse cómo, en algunos aspectos, nuestro país tiene una calificación superior al promedio, como en los corredores biológicos o el pago por servicios ambientales. Sin embargo, es más baja en las plantaciones de café y en las áreas protegidas. También, si se ve por zonas, en San José, debido al alto desarrollo de la urbanización; y en Liberia, donde hubo un crecimiento demográfico y comercial en las últimas décadas, la calificación es menor.

“Nuestras áreas protegidas realmente necesitan más atención porque están degradándose. Algo está pasando. Algo tenemos que hacer. No quiero decir que es por mal manejo, también puede ser por falta de recursos”, destacó la científica.

Ruiz narró cómo, cuando ella trabajaba en Costa Rica, visitaba frecuentemente el Parque Internacional La Amistad. Allí solo había dos funcionarios, uno debía estar permanentemente en la casetilla y el otro no tenía la capacidad de patrullar todo el parque solo. Eso ocurría a pesar de la gran cantidad de caza de la que es objeto esta área.

“Había un montón de cazadores que tienen fuego, que están cazando, que realmente están impactando y el personal no está para poder patrullar esta joya internacional que tenemos”, lamentó.

Para la investigadora, hay otros lugares hacia donde debe mirarse para proteger.

“Nuestro estudio nos dice que las áreas protegidas están haciendo un buen trabajo para proteger las especies de interés para la conservación, pero la mayoría de la biodiversidad del país está fuera de las áreas protegidas y fuera de los corredores biológicos. Realmente están en las zonas agrícolas y rurales, que ahorita se están urbanizando. Si no hacemos algo, vamos a perder lo que realmente nos ha hecho surgir como un lugar para ecoturismo”, aseveró.

“Hemos sido un ejemplo internacional por la conservación en nuestros parques, pero nuestros parques no pueden hacer el trabajo solos”, agregó.

Además, esta calificación, aunque aplica para las aves, también es usada como un indicador de la biodiversidad en general, porque no existen bases similares de mamíferos, por ejemplo. Tampoco hay una red de voluntarios recolectando insectos y subiendo su información a la web, como sí hay con los pájaros en la plataforma eBird.

Aves bajo resguardo

Para Ruiz, proteger las aves no solo impacta positivamente el ecosistema costarricense, también lo hará con otros ecosistemas del mundo, dado el lugar estratégico que ocupa el país en el paso de aves migrantes.

“Los esfuerzos de conservación no solo benefician a las aves residentes, también a las migratorias. La mentalidad que teníamos es que las aves migratorias son de Estados Unidos, vienen, pasan el invierno en Costa Rica y después se regresan; pero realmente pasan la mayoría del tiempo en países como el nuestro. Las migratorias son nuestras. Se las ‘prestamos’ a Estados Unidos solo para que se reproduzcan y regresen”, ejemplificó la investigadora.

“Las zonas de altura son muy, muy importantes, tanto para las aves migratorias que pasan aquí cinco, seis, siete meses, como para las aves que van hacia Suramérica. No solo los bosques, también las costas”, precisó.

Para la científica, esta dinámica migratoria hace que puedan tenerse las mismas aves en puntos geográficos muy distintos del mapamundi.

“A mí me impresiona ver que el mismo oriol que yo veo en mi patio en Nueva York es al que mi mamá le pone una naranja en su patio en Heredia”, narró.

Estas características de nuestro país son precisamente las que impulsan a turistas a buscarlo como destino. Una encuesta realizada por el Instituto Nacional de Turismo (ICT) entre quienes ingresan por vía aérea preguntó las actividades que venían a realizar de un listado con varias opciones. El 38,6% dijo que observaría flora y fauna. Pero aún más importante, el 12,3% dijo que una de sus motivaciones era la observación de aves con equipo especial.

“Todavía tenemos mucho por proteger, no solo por el turismo, también por nosotros mismos, por lo que podemos disfrutar de las aves, y por la salud de nuestros ecosistemas. Todavía tenemos mucha biodiversidad en el país. Si restauramos los parques, si tratamos de restaurar los bosques urbanos, los parques urbanos, hay espacio para crecer. Tenemos un banco, una fuente de dónde traer más biodiversidad de donde la hemos perdido”, enfatizó Ruiz.

“Si empezamos a hacer las cosas bien, esas aves van a regresar”, concluyó.