Christiana Figueres: “Acuerdo de París es una llama de esperanza para la diplomacia internacional”

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Abu Dabi

La secretaria de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), la costarricense Christiana Figueres, considera que el acuerdo del clima acordado en París "ha movido el mundo de la desesperanza a la ilusión y ha encendido una llama de esperanza para la diplomacia internacional".

"Después de tantas negociaciones fallidas en cambio climático y en otros asuntos, este acuerdo ha abierto una puerta de esperanza y confirmación de que es posible llegar a acuerdos globales", subrayó a Efe la responsable, que participa en el Congreso Mundial Energía del Futuro en Abu Dabi.

Figueres señala que para lograr que los países "hayan pasado de culpabilizarse entre ellos a colaborar y entender que la responsabilidad de solucionar el cambio climático es compartida ha hecho falta mucho diálogo y escucha para respetar las diferencias de todos los países".

Gracias a "permitir a los países fundamentarse en su realidad nacional al tiempo que se unen a un esfuerzo global" se ha logrado un acuerdo "histórico y milagroso que ha establecido un nuevo orden político en la diplomacia internacional e inyectado mucho aliento para la unidad".

A juicio de Figueres, el acuerdo de París ofrece "una dirección muy clara para la transformación de la economía global hacia la descarbonización y el aumento de la adaptabilidad al cambio climático".

"En París hemos trazado el cauce del río; ahora todo el mundo va por ese mismo río, cierto que algunos irán en canoa y otros en barco motorizado pero todos por el mismo río, en la misma dirección", apunta.

Una dirección que nos llevará, según la responsable, a "poder restablecer el balance ecológico del planeta que perdimos hace 150 años. La misión es tremenda pero tenemos la tecnología, y los costes siguen bajando", agrega.

Con el acuerdo global de lucha contra el cambio climático alcanzado en París "ya tenemos manual de operaciones, ahora toca revisar los detalles".

Entre las reglas del juego que no se terminaron en París, están los detalles de cómo será el mecanismo transparente de revisión de las contribuciones nacionales de reducción de emisiones presentadas por los países, así como la evaluación de esos compromisos que se hará cada cinco años.

Además, "hay que apoyar a los países para que transformen su compromiso nacional en una realidad y traten de revisarlo al alza antes de que entre en vigor en 2020, en definitiva, para acelerar esta transición".

La secretaria de cambio climático de la ONU está convencida de que el cumplimiento del acuerdo se fundamentará en tres pilares: la expansión del uso de las renovables (para generar electricidad y para transporte) y la mejora del uso del suelo (a cuyo cambio se asocian el 28 % de las emisiones mundiales).

Para ello, añade, será imprescindible el "fin de los subsidios a lo combustibles fósiles, que no son necesarios, nos movemos hacia una economía descarbonizada".

Mientras que preguntada por el papel de la energía nuclear en esta transición energética señala: "la nuclear no nos va a sacar de aquí, puede formar parte de una combinación de tecnologías por la que opten los países, pero sin olvidar que la seguridad requerida será tremenda tras el accidente de Fukushima".

Figueres anuncia a Efe que en julio dejará la secretaría de la Convención de Cambio Climático de la ONU tras seis años al frente de la misma, y que se va cumpliendo la principal aspiración que tenía cuando llegó en 2010: alcanzar el acuerdo universal de lucha contra el calentamiento que no pudo lograrse en la cumbre de Copenhague (2009).

"De lo que me siento más orgullosa es del hecho de que haya tantas personas que puedan decir legítimamente que el éxito de la cumbre de París es de ellas. Porque si este acuerdo fuera el resultado del éxito de uno o varios grupos de países o instituciones, todos los demás se desmarcarían, y eso no ha ocurrido".

"Después de París hubo muchas personas que se atribuyeron el acuerdo porque el liderazgo fue descentralizado, y el resultado fue fruto de una movilización internacional e intersectorial como nunca se ha visto en el mundo. Eso es una maravilla", relata.

La costarricense avanza que aún fuera de la convención no podrá dejar de vincularse al cambio climático, aunque su principal deseo para el futuro es "estar viva en el momento en el que apostar por la energía renovable deje de ser noticia, y en el que los periodistas no tengan que hablar del calentamiento como un problema a solucionar".