La antigua Botica Solera es desmantelada a pedazos

No tiene vidrios ni canoas ni instalación eléctrica; solo queda la pura estructura

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A pesar de que es un edificio declarado patrimonio histórico y arquitectónico de Costa Rica, la antigua Botica Solera es desmantelada pedazo a pedazo por indigentes y vándalos.

Tal es su estado de abandono y precariedad que, hace unos días, le robaron una de sus puertas dobles de metal y quedó durante un tiempo a merced de los indigentes, que la tomaron de refugio. Así se lo comentaron a La Nación los vecinos de barrio México y la Policía Municipal.

A este edificio, que data de 1933 y está ubicado en el Paso de la Vaca, le robaron vidrios, canoas y algunas partes metálicas, así como lo que le quedaba del sistema eléctrico y de trozos de madera en su interior.

Incluso, comenzaron a arrancarle el zinc del techo y los mosaicos del piso.

Tal fue la preocupación de los vecinos ante esta situación, que buscaron los portones robados y los encontraron en una compraventa cercana de chatarra.

“Yo fui por un policía y luego fuimos a la compraventa a recuperarlos”, manifestó Odili Lali Naranjo, una vecina de 82 años de ese inmueble.

Según Manuel Garro, director de la Policía Municipal, ellos acudieron con una máquina soldadora del Municipio y sellaron el lugar. “A la Botica Solera le está pasando lo mismo que al antiguo cine California; por dicha, en este caso logramos cerrarla antes de que la desmantelaran completamente”, afirmó.

Esta edificación, la más “digna representante” de la arquitectura art decó , quedó convertida en un enorme basurero maloliente, lleno de orines y restos fecales.

Constantes saqueos. El inmueble patrimonial ya había sido objeto de saqueos anteriores, cuando le robaron las escaleras internas, los servicios sanitarios y otras estructuras colocadas en su interior.

Lo único que no se han llevado del otrora hermoso edificio es el “cascarón”, es decir, su estructura, así como sus puertas y unos elementos de metal del alero.

De acuerdo con la ley, los encargados de velar por la conservación de un edificio patrimonial son sus dueños. En este caso, esta propiedad pertenece a 32 dueños, herederos de la familia Solera.

¿Por qué no cuidan este patrimonio? “Imagínese que eso es de muchos herederos y nadie quiere poner dinero porque la familia ya se cansó de instalar portones dobles, candados y hasta pagar seguridad para que los ladrones rompan y se metan”, dijo una de las dueñas, Nelly Solera, de 94 años.

El abandono y daño de la edificación patrimonial podrían hacer que el Centro de Patrimonio, del Ministerio de Cultura, denuncie a los dueños ante la Fiscalía Ambiental del Ministerio Público.

“¿Qué vamos a hacer? No tenemos plata para poner portones y que los sigan rompiendo. Además, la Policía –la Subcomandancia de barrio México– está al frente y no hace nada”, agregó Solera.

Venta en firme. Johnny Araya, alcalde de San José, dijo el año pasado que el Municipio compraría el inmueble para instalar una biblioteca, pero la venta no se ha hecho.

“La venta está en firme, pero el trámite legal se complicó porque tuvieron que abrir entre cinco y siete mortuales –proceso sucesorio que se abre en ausencia del testamento de una persona fallecida–. Esperamos que en los próximos días podamos hacerle el traspaso a la Municipalidad”, dijo Juan Manuel Gómez, hijo de Nelly Solera.

Mientras tanto, la antigua Botica Solera está abandonada y casi desmantelada.