Hacer frente a los episodios de pánico se vuelve un reto para quienes los padecen, pero no una misión imposible. Paula Quirós, de 17 años, y Dixon Flores, de 39, idearon sus propios sistemas.
Aunque por mucho tiempo ella evitaba subirse al bus –pues temía que apareciera un ataque– comenzó a animarse y hacer viajes cortos. En ellos oía música, leía libros y hasta hablaba con alguien, para no pensar en el miedo o la ansiedad.
Dixon no volvió a toparse con el pánico. Pero, cuando tuvo que enfrentarlo, escogió música suave para tranquilizarse y optó por informarse bien, para saber qué era lo que le pasaba a su cuerpo.
Como cada cerebro humano es único, no hay fórmulas mágicas para resolver la ansiedad, pero sí diversas opciones.
Los médicos aseguran que la terapia y la medicación pueden ser muy efectivas, pero no todo el mundo puede tener acceso a ellas.
“Hay muchas alternativas: meditación, yoga, homeopatía. Yo, personalmente, trabajo con terapia floral, flores de Bach, es efectiva y no tiene efectos secundarios”, explicó la psicóloga Silvia Araya.
Otra opción es aprender a controlar el ritmo de la respiración. Esta es la propuesta de la Fundación El Arte de Vivir.
“Así como las emociones modifican la respiración, la respiración pueden modificar las emociones”, explicó Francisco Moreno, experto internacional de la fundación. Según Moreno, con los ejercicios de respiración que las personas aprenden, es posible disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
Incluso la actitud con que se hace frente a la vida, puede sumar de manera positiva. Así lo asegura un estudio publicado en mayo por la revista Emotion .
En él se sugiere que quienes analizan los problemas de una manera nueva, tienden a ser menos ansiosos que quienes evitan expresar sus sentimientos.
“No se pueden cambiar los factores genéticos o ambientales que contribuyen en la ansiedad, pero sí se pueden regular las emociones”, dijo la investigadora Nicole Llewellyn.