Aprender a ‘negociar’ con los hijos es la clave

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¿Cómo hacerles ver a los menores que las comidas rápidas son solo para ocasiones especiales y no deben convertirse en una costumbre? Los expertos aseguran que la negociación es clave.

Para Marcela León, psicóloga especialista en trastornos alimentarios, se debe hablar con los hijos y explicarles la importancia de la alimentación para la salud y cómo esta puede mejorarse, si se come sano, o dañarse, si se hace lo contrario.

“Hay que ver cada cuánto van a esos lugares. Para unos es solo de vez en cuando, pero para otros es un modus vivendi. Hay niños que van todas las semanas”, dijo León.

La nutricionista Ana Cristina Gutiérrez también insiste en la importancia de negociar con los hijos. “Hay que hacerles saber que, si todos los fines de semana la familia va a salir a restaurantes, se debe priorizar en comer alimentos que aporten muchos nutrientes y pocas calorías, y no al revés, ya que su salud podría verse perjudicada”, señaló la especialista.

Peligro también para adultos. Ambas especialistas aseguran que los padres de familia también perjudican su salud al llevar a sus hijos a estos lugares.

Esto se debe a que muchas veces los adultos no solo se comen su comida, sino también la de sus hijos, que no quieren comer por ir a divertirse con la variedad de juegos que les ofrecen estos restaurantes.

“Pasa mucho que los papás llevan a los chiquitos a esos lugares porque venden comida que sí les gusta a los niños, pero la verdad es que ellos terminan comiendo menos porque se van a jugar y los papás son los que terminan comiendo doble”, manifestó León.

En este sentido, el ejemplo de lo que comen los papás también es vital para la alimentación del menor.

Según la nutricionista especialista en alimentación infantil Xinia Fernández, consumir comida chatarra más de dos veces a la semana sí puede causar problemas, pero hacerlo de vez en cuando no tiene mayor problema. En cambio, hacer ejercicio sí es un factor determinante.

“La comida rápida tal vez no sea la mejor opción, pero tampoco hay por qué satanizarla. Le hace más daño a un niño ser sedentario que comer hamburguesas o tacos”, comentó Fernández.

“En estudios que hemos hecho con niños con sobrepeso, vemos que estos menores no necesariamente comen de modo distinto de los que tienen peso normal, pero sí hacen menos actividad física”, concluyó.