Una luna de Saturno resguarda un océano

Satélite Enceladus alberga un cuerpo de agua a 40 kilómetros de su superficie

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A 40 kilómetros bajo la superficie helada de la luna Enceladus, de Saturno, se esconde un cuerpo de agua líquida.

A esta conclusión llegó un equipo de investigadores italianos y estadounidenses luego de analizar la más reciente información recolectada por la sonda Cassini , la cual estudia ese planeta desde el 2004.

La investigación –publicada en la revista Science – comprueba las sospechas que tenían los científicos desde hace algunos años.

“En el 2005 Cassini descubrió chorros de vapor ricos en sales minerales emitidos desde unas grietas conocidas como ‘rayas de tigre’ en el polo sur de Enceladus”, declaró, en una teleconferencia de prensa, el autor principal de la investigación, Luciano Iess, de la Universidad Sapienza de Roma.

Ese hallazgo, aseguró Iess, fue de por sí sorpresivo, pues la temperatura de la superficie de esta luna es de -180 °C y su tamaño es muy pequeño como para tener una fuente de energía interna capaz de derretir el hielo y producir agua líquida.

Esto llevó a los científicos a preguntarse por el origen de las columnas de vapor en la superficie de esta pequeña luna de tan solo 500 kilómetros de diámetro.

Ante la imposibilidad de instalar equipos en su superficie, uno de los principales problemas que afrontaban los investigadores es que debían estudiar la estructura interior de Enceladus vía remota.

Así, las pistas sobre el océano subterráneo se desprenden del análisis de lo que se llama el campo gravitacional de esta luna.

En total, Cassini ha realizado 19 recorridos en las cercanías de Enceladus y los científicos estudiaron tres de estos sobrevuelos realizados entre el 2010 y el 2012.

“Los hallazgos que hoy presentamos fueron posibles gracias a mediciones muy exactas de la aceleración de la sonda provocadas por la gravedad de Enceladus”, explicó Iess. Lo que sucede es que la fuerza gravitacional de un cuerpo planetario como este altera la trayectoria de la sonda.

Desde la Tierra, varias antenas colocadas en una de las estaciones de la Red de Espacio Profundo de la NASA capturaron las variaciones en la señal emitida por un radio de 81 vatios instalado en la sonda.

Con eso se comprobó que hubo cambios –aunque milimétricos– en la velocidad de Cassini causados por fluctuaciones en el campo gravitacional de Enceladus. Esas fluctuaciones, a su vez, tienen que ver con la masa de esa satélite.

Según explicó el astrofísico David J. Stevenson, del Instituto Tecnológico de California (Caltech), el polo sur de Enceladus presenta lo que se conoce como una anomalía de masa negativa. Este es un fenómeno que se produce cuando hay un faltante de masa en una zona particular de la superficie de un cuerpo esférico uniforme como el de esta luna.

Esa carencia se compensa con la presencia de un material de mayor densidad localizado a mayor profundidad. En el caso particular de Encélado, los investigadores sospechaban que podía existir esa anomalía debido a que el polo sur de la luna tiene una depresión topográfica . Pero con todo y esa irregularidad, la anomalía de masa era muy leve.

“Eso nos puso a pensar que debía haber un material bajo la superficie de Enceladus que pudiera generar la compensación y el único candidato posible era agua líquida, pues tiene mayor densidad que hielo”, aclaró Stevenson.

Los científicos revelaron que este océano podría ser tan grande como el Lago Superior que comparten Estados Unidos y Canadá el cual abarca una superficie de 82.100 km². Además, este cuerpo de agua descansa sobre una extensa capa de roca silícea.