Sonda espacial medirá ondas gravitacionales

Agencia Espacial Europea ya probó la tecnología necesaria para dicha misión

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El satélite LISA Pathfinder, de la Agencia Espacial Europea (ESA), probó exitosamente la tecnología que utilizará para construir un observatorio que detectará ondas gravitacionales en el espacio.

El vehículo fue lanzado en diciembre del 2015 y sus primeros resultados se presentaron esta semana en el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC).

“LISA ha superado todas las expectativas. Queríamos aprender a caminar antes de correr y estamos preparados para una maratón. Con esto Europa entra en un campo nuevo, innovador y muy avanzado”, declaró Fabio Favata, jefe de la Oficina de Coordinación de la ESA.

El satélite logró probar –a pequeña escala y en el espacio– el funcionamiento de la tecnología que llevará el futuro sistema de detección de ondas gravitacionales, llamado eLISA

Las ondas gravitacionales son vibraciones del espacio-tiempo, un entramado o red donde se desarrollan todos los fenómenos del universo y que se generan luego de eventos cósmicos cataclísmicos, como la explosión de una estrella masiva (supernova), la colisión entre galaxias o la fusión de dos agujeros negros.

Fueron planteadas teóricamente hace 100 años por Albert Einstein, pero fueron captadas por primera vez hasta setiembre pasado, por el Observatorio de Interferómetro Láser Avanzado de Ondas Gravitacionales (LIGO, por sus siglas en inglés).

Aunque estas ondas tienen su origen en acontecimientos cósmicos a grandísima escala, cuando llegan a la Tierra están tan debilitadas que no pueden ser detectadas. Por eso es necesario disponer de tecnologías muy avanzadas para registrar esta información en el sitio.

A la caza. Una vez en el espacio, eLISA detectará las ondas procedentes de una gran variedad de objetos exóticos en el Universo con la ayuda de tres satélites que intentarán interceptarlas para recoger y analizar toda la información que contienen.

Para captarlas es necesario medir la distancia entre dos cuerpos en caída libre, con una precisión altísima.

Los resultados de las operaciones científicas de LISA muestran que los dos cubos alojados en el centro de la nave se encuentran en caída libre, bajo la influencia exclusiva de la gravedad y sin someterse a otras fuerzas externas. Esa condición garantiza una precisión cinco veces mayor que lo estimado al principio.