Guaria turrialbeña de pétalos claros asombra a científicos

A la nueva forma de la orquídea se le llamó ‘carmoniana’ en honor al cultivador

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En el jardín de Julio Carmona, ubicado en La Suiza de Turrialba, floreció, hace un año, una guaria turrialbeña (Cattleya dowiana) muy particular.

Este hombre de 64 años y con 20 de experiencia en cultivar orquídeas y cuidar su jardín, se dio cuenta de inmediato de que estaba ante una variación de la especie, conocida también como la flor más bella del mundo.

“Apareció esta (guaria), que tiene los pétalos mucho más claros, es un amarillo casi como crema y el labelo, la parte de abajo de la planta, muestra un amarillo intenso”, comentó el turrialbeño.

Tras su observación, Carmona se acercó a Franco Pupulin, quien es investigador del Jardín Botánico Lankester, de la Universidad de Costa Rica (UCR), y este confirmó que se trataba de una variación de la especie. Además, Pupulin publicó un artículo en la revista científica especializada American Orchid Society , de Estados Unidos.

“En Costa Rica, las variaciones en colores (de esta especie) son muy escasas. Más bien, hasta ahora, se había conocido una forma de la Cattleya dowiana que los ticos han bautizado como rosita (...), y que tiene los pétalos y los sépalos rosados, tirando a morados”, comentó Pupulin.

Tras la aparición de la nueva variación en el jardín del turrialbeño, la situación cambió.

“La Cattleya dowiana es siempre bella, pero esta es especialmente bella, por ser tan extraña y diferente”, comentó Pupulin.

Según el experto, era preciso describirla y, para honrar a su cultivador, Julio Carmona, la bautizó como Cattleya dowiana forma carmoniana.

¿Qué la hace tan bella? Sus colores. “Tiene un labelo amarillo fuerte, con una mancha color vino, casi negro, que va a la garganta de la flor. El borde del labelo es de un color rosado púrpura y hace un contraste espectacular con el amarillo claro de los pétalos”, describió Franco Pupulin.

Origen. Julio Carmona contó que la planta floreció en su jardín y presume que vino de Limón. Quienes se la entregaron, dijeron que provenía de la zona indígena de Telire, en Talamanca, cerca de la frontera con Panamá.

“Recuerdo que habían entrado un montón de plantas que venían en una condición muy mala. La razón de tener mi jardín es que sea un centro de rescate de plantas que están en extinción”, dijo.

Tras la publicación del artículo en la revista de la American Orchid Society, un especialista estadounidense escribió a Pupulin para preguntarle si no sería ese un defecto durante una floración. Para estar seguro, el investigador volvió a consultar a Carmona, quien le envió fotografías de la floración de este año. Así se aseguró de que la planta sigue exhibiendo la misma coloración que el año pasado.

“Estoy contento de que esto haya sido así, porque es una planta cuyo genoma le da la información de producir flores de diferente manera, y por eso, creo que es una planta valiosa”, declaró el experto de la UCR.

La incógnita que queda para la ciencia –añade él–, es cómo se han dado estas variaciones y cuál es el papel que tienen en la evolución de las especies.