Expertos mapean resistencia de especies de café al ojo de gallo

La enfermedad es causada por un hongo que debilita los cafetos

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Paciente y minucioso, Miguel Barquero toma una diminuta gema del hongo que enferma a los cafetos para infectar una nueva hoja y así entender qué es lo que genéticamente media entre este y la planta para que sea resistente a la enfermedad del ojo de gallo.

Barquero es fitopatólogo y coordinador del Laboratorio de Fitoprotección del Centro de Investigaciones en Café (Cicafé).

Su labor forma parte de un estudio que pretende identificar genes resistentes al ojo de gallo para, en el largo plazo, realizar mejoramiento genético en cafetos y así beneficiar a cientos de productores cuyos cafetales se ven afectados por este mal.

Enfermedad del café. El ojo de gallo es causado por el hongo Mycena citricolor . “Para desarrollarse, el hongo necesita una temperatura promedio de 21 °C y condiciones de alta humedad. Hemos determinado que más de 17 horas de humedad foliar (agua sobre la hoja) la infecta y el hongo se reproduce”, explicó Barquero a La Nación .

Dadas esas condiciones, Costa Rica es ideal para la propagación de la enfermedad. De hecho, el país tiene 100 años de lidiar con ella.

El hongo ataca principalmente las hojas y los frutos del café. “Cuando el ataque es significativo, se da una caída de hojas y eso hace que la planta se debilite. Eso va a tener un impacto sobre la cosecha y la planta va a sufrir agotamiento; es decir, para el periodo siguiente ya pierde capacidad productiva”, comentó Jorge Ramírez, gerente técnico del Instituto del Café (Icafé). Debido a esta enfermedad, y según Ramírez, en los últimos años se han reportado pérdidas en el orden de las 200.000 fanegas de café.

En este sentido, existen regiones vulnerables como las partes altas de Alajuela y Heredia, San Ramón, Valverde Vega y Coto Brus.

Aparte de lo ambiental, el mal se ve favorecido por la ubicación de la plantación (contraria a la salida del Sol) y el exceso de sombra.

Genes resistentes. Los investigadores están abocados a encontrar genes que sean tolerantes a la enfermedad. Para ello buscaron materiales provenientes de la colección de café del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie), una de las más completas que existen.

“Si bien en Costa Rica solo se cultiva Coffea arabica con fines comerciales, se analizaron otras especies para identificar genes de tolerancia a la enfermedad, lo cual es valioso para realizar cruces entre materiales y así obtener plantas mejoradas”, destacó Ramírez.

Con ayuda de los laboratorios de la Universidad de Costa Rica (UCR), se analizaron, molecularmente, 33 genotipos. En este sentido, solo en el 2012, se identificaron genes que tenían una tolerancia entre el 45 y el 80% en accesiones de Coffea canephora (especie de café no comercial).

Este año, la meta es evaluar entre 60 y 70 genotipos con la ventaja de que Cicafé ya cuenta con equipo propio de biotecnología para realizar los análisis moleculares.

Una vez identificados los genes, que tendrían una tolerancia entre 80 y 100%, se empezaría con los cruces genéticos.

“Mediante polinizaciones controladas y ciertas técnicas, se producirían semillas y plantas portadoras de esos genes. Eso se evaluaría en el campo para ver otros parámetros porque si bien el material podría ser resistente al ojo de gallo, también podría carecer de capacidad productiva o ser susceptible a otra plaga. Esa etapa es importante y prolongada”, dijo Ramírez.

Allí se analizarían parámetros agroproductivos, la susceptibilidad a otras enfermedades, el comportamiento en cuanto a nutrición mineral, la arquitectura de la planta y la calidad de taza.

Una vez concluida esa etapa, se procedería al proceso de mejoramiento genético. El resultado del estudio se compartiría, eventualmente, con los cafetaleros.